Las movilizaciones convocadas por la ANC y Òmnium Cultural en el marco de las protestas de rechazo a la sentencia del procés terminaron este martes con cargas policiales y disturbios violentos en las cuatro capitales catalanas, con especial dureza en la ciudad de Barcelona.
En la capital catalana, una vez finalizado el acto, varios
manifestantes, contenidos por los cuerpos policiales, construyeron e
incendiaron barricadas en el popular Paseo de Gracia, la calle Aragón y, en
general, alrededor del perímetro que tanto los Mossos, como la Policía Nacional
habían establecido para que estos manifestantes no pudiesen llegar a la Delegación
del Gobierno, en la calle Mallorca. Los disturbios en el centro de Barcelona no
se pudieron dispersar hasta última hora de la noche.
El centro de Barcelona, en llamas
La capital catalana finalizó, así, la segunda jornada
“postsentencia” con una imagen entre fantasmagórica y dantesca de las calles
Paseo de Gracia y Aragón. Más de una treintena de hogueras inundaban de humo las
calles afectadas que, además, vivieron las cargas y carreras constantes entre
cuerpos policiales y manifestantes hasta bien entrada la madrugada. La
situación se convirtió, ya a las 22:00 horas, en una persecución continua de
los Mossos y la Policía a estos manifestantes que, de forma más vandálica, iban
construyendo hogueras a su paso.
Varias dotaciones de los Bomberos de Barcelona se personaron
hasta dónde se estaban llevando a cabo los disturbios, para extinguir los
incendios provocados por los manifestantes. Algunas de estas barricadas
llegaron a ocupar cruces enteros como fue en el caso de la intersección entre
Paseo de Gracia y Provença o con la calle Mallorca. La situación se desbordó
cerca de las 22:30 cuando, mientras los bomberos intentaban sofocar varios de
los incendios, los manifestantes provocaban de nuevos.
Cabe mencionar que la manifestación convocada por la ANC y Òmnium Cultural, a las 20:00 ante la delegación del gobierno, ya había vivido momentos de tensión cuando las dos columnas de estudiantes convocadas por los CDR se vieron bloqueadas por los cuerpos policiales antes de llegar a la Delegación. En este momento, algunos manifestantes lanzaron petardos y botellas en la confluencia entre Paseo de Gracia y Mallorca.
Una auténtica batalla campal
La situación que se vivió tras la movilización organizada por
las entidades soberanistas, en la que se calcula que asistieron unas 40.000
personas, fue la de una auténtica batalla campal. Las imágenes que se dejaron
ver del Paseo de Gracia y de las otras calles cercanas, con barricadas
incendiadas, otras recién sofocadas, mobiliario urbano roto, contenedores
tirados y mucha, exagerada, suciedad, parecía que se trataba de la imagen de un
conflicto bélico. Cerca de las 23:00, los manifestantes empezaron a lanzar
piedras contra los coches de la Brigada Móvil de los Mossos (Brimo), que insistían
en disuadir a los que seguían concentrados, aun así, de manera muy dispersa.
Al parecer, la voluntad de los que, pasadas las 23:00 horas,
seguían manifestándose era llegar a la Delegación del Gobierno español en la
calle Mallorca. Dicha delegación y la calle donde se encuentra fue
inmediatamente blindada por decenas y decenas de furgonetas de los
antidisturbios de los Mossos y la Policía Nacional (CNP). Las calles quedaron repletas de objetos
calcinados, incluso había alguna bicicleta y motocicleta calcinada debido
al fuego provocado por los manifestantes.
Ante la intención de los manifestantes de trasladar los
disturbios al barrio de Gràcia, al norte del Paseo, otras decenas de furgonetas
de los Mossos y el CNP, bloquearon el paso hacia esa dirección, obligando a los
que seguían manifestándose a reducir el espacio de actuación.
Cargas constantes
Ante la situación absoluta de descontrol y de auténtica batalla campal, tanto Mossos como Policía Nacional cargaron en varias ocasiones contra los manifestantes, tanto con pelotas de goma —permitidas y homologadas por el CNP— como de foam, en el caso de la policía catalana. Incluso en un momento dado, la insistencia de los manifestantes fue de tal medida, que dos furgones de los Mossos tuvieron que abandonar su posición.
Mientras, los bomberos de Barcelona continuaban con su tarea de extinguir las hogueras, algunas de ellas de tamaño considerable. Su trabajo no finalizo hasta pasada la medianoche, pues las tareas de extinción se prolongaron hasta que los cuerpos policiales pudieron desalojar a todos los manifestantes.