Los delitos de odio bajo la lupa de la ley

El polémico cartel será retirado en los próximos días de la estación de metro de Puerta del Sol | Sergio Beleña
photo_camera El polémico cartel será retirado en los próximos días de la estación de metro de Puerta del Sol | Sergio Beleña
En las últimas horas, varios casos han reabierto el debate sobre el límite entre la libertad de expresión y el delito de odio. Son: la condena de cárcel a un hombre en Tenerife por publicar tweets islamófobos y la investigación de la Fiscalía al partido ultraderechista VOX por los carteles de su campaña.

La Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife ha condenado a un hombre a dos años de prisión por considerarlo culpable de un delito de odio. Defensa y acusación han llegado a un acuerdo para rebajar la pena de tres años de privación de libertad que solicitaba inicialmente la Fiscalía, a una pena de dos años de cárcel. El acusado ha reconocido los hechos y ha asumido su responsabilidad antes de comenzar el juicio. Asimismo, tendrá que abonar las costas del procedimiento judicial, una multa de 540 euros y tendrá que borrar todas las publicaciones de Twitter y Facebook por las que ha sido condenado. 

El motivo por el cual ha tenido que sentarse en el banquillo de los acusados es la publicación de infinidad de mensajes de contenido racista y xenófobo en sus redes sociales. 

El Tribunal ha considerado que mensajes como "No descansaré hasta expulsar al moro invasor.”, “A rezar a su puto país, esto es España cristiana jamás musulmana y como tal fuera mezquitas" o "Me están dando ganas de dejarlo todo y dedicarme solo a matar moros, a ver si así cogen miedo y no vienen", constituyen una clara incitación a la violencia contra la comunidad musulmana y contra los migrantes procedentes de África subsahariana del Magreb que llegan hasta el archipiélago canario. Además, consideran estas proclamas racistas y xenófobas. 

Delito de odio VS libertad de expresión

¿Pero, dónde está el límite entre la libertad de expresión y el delito de odio? El Ministerio del Interior define como delito de odio aquellos ataques vertidos contra un colectivo vulnerable cuyos miembros compartan características comunes como la raza, real o percibida, el origen nacional o étnico, el lenguaje, el color, la religión, el sexo, la  edad, la discapacidad intelectual o física, la orientación sexual u otro factor similar. 

La campaña de VOX

La pugna por el control de la Comunidad de Madrid ha incluido el odio como estrategia de campaña. Si creíamos haberlo visto todo en este periodo electoral marcado por la encarnizada lucha, ya habitual, entre los adversarios políticos y por los disturbios acaecidos en un mitin de VOX en Vallecas, la degradación de la moral parece haber ido ahora un paso más allá. 

Se trata de los carteles electorales colocados desde la formación de ultraderecha en la estación de metro de Puerta del Sol de Madrid. El eslogan dice lo siguiente: «Un mena, 4.700 euros al mes. Tu abuela, 476 euros de pensión/mes. Protege Madrid. Vota seguro, Vox».

El vergonzante eslogan, además, adornado con la entrañable imagen de una señora, a un lado, y de un joven, el supuesto “mena”, cubierto con una capucha y un buff que le tapa parte del rostro, al otro, ha provocado una avalancha de reacciones. La mirada del joven, pixelada, se dirige hacia la mujer que mantiene la vista baja. La imagen con la que se representa a este joven, además del eslogan, por cierto, falso, es otro claro ejemplo del esfuerzo por criminalizar y señalar a un colectivo especialmente vulnerable. Porque, si bien hemos puesto distancia con el acrónimo “mena”, un término deshumanizante y, a la vista está, peyorativo, a lo que uno se está refiriendo es a niños de origen extranjero que han llegado solos a nuestro país. 

El Consejo para la Eliminación de la Discriminación Racial o Étnica ha confirmado que presentará una demanda contra la formación de ultraderecha por incitación al odio con una "propaganda electoral racista contra la infancia migrante". Mientras tanto, la Fiscalía Provincial de Madrid ha anunciado que ha abierto diligencias y estudiará si el partido de Santiago Abascal ha cometido un delito de odio. Cabe esperar si los responsables de esta inadmisible campaña se sentarán finalmente, como el sujeto anterior, en el banquillo de los acusados. 

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