Llegan subidos en sus majestuosas Harley Davidson. El rugido de su motor impone. Su imagen, con chalecos de cuero, insignias y cascos es dura, robusta. A continuación, se bajan de sus motos y se dirigen al aula que les han asignado. Empieza la charla y los niños se quedan boquiabiertos. Su imagen no tiene nada que ver con su mensaje. Primer estereotipo roto.
Ellos son PICA (Protección a la Infancia Contra el Abuso). Un grupo motero nacido en Navarra y Aragón hace ya nueve años y que fundó un nuevo capítulo – como se conoce a los grupos moteros – en Catalunya el pasado noviembre de 2021.
Protección a la Infancia Contra el Abuso
Al margen de sus vidas, este grupo de amigos amantes del motor se dedica a ayudar a menores en situación de vulnerabilidad ante casos de abuso o acoso. Se del tipo que sea: sexual, por parte de compañeros del colegio, de familiares, a través de las redes sociales, etc.
Su misión es asesorar y acompañar a las víctimas y a sus familias para que no se sientan desprotegidas. De hecho, sus integrantes se presentan como el nexo ente las familias y los psicólogos, las familias y el asesoramiento jurídico. Incluso, pretenden ser, dentro de poco tiempo, el nexo entre las víctimas y algunas actividades extraescolares, en las que los menores afectados puedan evadirse y socializar con otros menores de su edad.
Sus acciones: acompañamiento, prevención y concienciación
Además, van por los colegios e institutos dando charlas y conferencias para la prevención y concienciación. Una de las tareas más enriquecedoras de su iniciativa, aseguran, pues los niños suelen responder muy bien a su llegada. Lo más complicado suele ser llegar a los padres, que en muchos casos no quieren reconocer que sus hijos pueden ser partícipes de situaciones de abuso o acoso con otros compañeros. Los integrantes de PICA, nueve en total, son los encargados de dar dichas las ponencias.
Solo ellos, según sus estatutos, están capacitados para tratar temas tan delicados ante los menores, después de pasar una extensa formación en la materia. “Todavía hay mucho desconocimiento, los niños responden mejor que los adultos, que a veces pecan de sobre proteger a sus hijos. Nosotros trabajamos con psicólogos y adaptamos nuestras conferencias a las necesidades que nos traslada el colegio en función de cada caso”.
Su experiencia
Las cifras no son buenas, reconocen. Aunque todavía no han podido crear estadísticas numéricas, pues no tienen ni un año de vida, su percepción a partir de estos meses de experiencia es que en todos los colegios hay o ha habido casos de acoso, abuso o bullying. Generalmente estas situaciones se generan a través de las redes sociales y no suelen llegar a la violencia física, aunque también los hay, como los hay de carácter sexual. En sus intervenciones ayudan a los niños y adolescentes a diferenciar el “conflicto” del “acoso” y trabajan las emociones que siente cada una de las partes implicadas: víctima, agresor y mirones.
En este sentido, su labor también consiste en trabajar junto al agresor, al que también consideran una víctima; pues, según su experiencia, el comportamiento de estos menores suele estar desencadenado por traumas familiares o situaciones de vulnerabilidad fuera del aula. “En dos casos, dos chicos que eran agresores y que el colegio nos había puesto sobre aviso, se derrumbaron y pidieron perdón. Reconocieron que eran ‘agresores’ y tras nuestra intervención pudieron sentir empatía con sus víctimas” explican orgullosos los miembros de PICA.
Sus eventos: piden más implicación institucional
Todo ello lo hacen sin ánimo de lucro y con el único objetivo que el de ayudar. Sin embargo, se sienten algo solos en esta iniciativa y lamentan la falta de implicación de las instituciones a la hora de impulsar proyectos como el suyo. No obstante, agradecen el apoyo desinteresado de terceros, como el que les ofreció Isaac del bar “Burning” de Barcelona cuando estaban empezando; o el otros grupos moteros que les ceden espacios donde poder celebrar eventos benéficos con los que poder recaudar fondos. Un ejemplo de ello es la jornada que PICA ha organizado de la mano del grupo motero Blue Iron, el próximo sábado 18 de junio en su sede de Ripollet (Barcelona). Todos los beneficios se destinarán íntegramente a la asistencia de las víctimas y sus familiares.
Con todo, PICA, pretende ser esa luz dorada y radiante de esperanza en medio de la oscuridad que viven los menores abusados. Las alas de su logo simbolizan la protección, la muerta la erradicación del acoso y la pica el tipo de punta de las armas medievales que llevaban los primeros de la fila, los primeros en atacar, en defender. Como ellos.