La exposición durante el embarazo a contaminantes orgánicos persistentes (COP) –pesticidas organoclorados, productos industriales, etc.– podría aumentar el riesgo de desórdenes metabólicos en la adolescencia, como la obesidad y una presión arterial más alta.
Es la principal conclusión de una investigación del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación ”la Caixa”, que se ha realizado a partir del seguimiento de cerca de 400 niños y niñas de Menorca desde su etapa prenatal hasta su mayoría de edad.
Pesticidas e insecticidas
Los contaminantes orgánicos persistentes (COP) son sustancias químicas tóxicas que, al ser resistentes a la degradación, permanecen en el medio ambiente. Algunos ejemplos son los pesticidas o los insecticidas organoclorados (DDT, etc.).
Estas sustancias son perjudiciales para la salud y el medio ambiente y su uso está regulado a escala mundial. La exposición prenatal a estas sustancias se ha relacionado con factores de riesgo cardiometabólicos en la infancia, pero no hay estudios que evalúen si estas asociaciones continúan en la adolescencia, un período de cambios relevantes en el sistema endocrino y con aumentos rápidos en la masa corporal.
El estudio
La investigación, realizada en el marco del Proyecto INMA-Infancia y Medio Ambiente, se propuso estudiar la relación entre la exposición prenatal a los COP y el índice de masa corporal (IMC) y otros marcadores de riesgo cardiometabólico en la adolescencia. Para ello, el equipo científico realizó un seguimiento de 379 niños y niñas de Menorca: se midieron los niveles de COP en muestras de sangre del cordón umbilical de sus madres y se realizó un seguimiento periódico de sus hijos e hijas desde los 4 años hasta los 18 años de edad.
En diferentes visitas a medida que se hacían mayores, se registró su Índice de Masa Corporal (IMC), el porcentaje de grasa corporal, y la presión arterial. Además, a los 14 años se analizaron en sangre diversos biomarcadores de riesgo cardiometabólico (colesterol, triglicéridos, glucosa, etc.).
Los resultados, publicados en la revista Environment International, mostraron una relación entre la exposición durante al embarazo a los COP y un Índice de Masa Corporal (IMC) más elevado en la adolescencia, en particular en el caso del hexaclorobenceno (HCB) –sustancia usada como fungicida– y el dicloro difenil tricloroetano (DDT) –un compuesto de los insecticidas. Además, estas dos sustancias –HCB y DDT– se asociaron con una presión sanguínea más elevada en la infancia y en la adolescencia, así como mayor riesgo cardiometabólico a los 14 años.