Custodiada 24h al día, siete días a la semana, es un testimonio protegido, pues ella misma reconoce, en una entrevista a eltaquigrafo.com, que podría ser ella quien hubiese acabado muerta y no su padre, Juan Pita.
La historia de Andrea es desgarradora. Demuestra lo mucho que esta sociedad debe aprender, lo mucho que la justicia debe avanzar y como el miedo es capaz de apoderarse de todos nuestros sentidos.
Un cúmulo de amenazas que culminaron con palizas inhumanas y el asesinato de su padre, enfermo de esquizofrenia y conocido por haber sonado en los principales clubs de Malasaña durante la Movida madrileña. Andrea y su hija de 10 años viven desde hace más de un año en un centro de acogida para mujeres maltratadas, donde tratan de superar todos sus fantasmas. Los monstruos de su pasado.
Ahora, su maltratador y asesino de su padre, por fin, será investigado por ambas causas. Y, tras un año en prisión por violencia de género, el juez ha decretado, de nuevo, prisión provisional para Juan Cortés por ser el presunto autor material del asesinato de Pita.
Empezó con un maltrato sutil
Andrea, de 24 años y vecina de Santa Perpètua de Mogoda (Barcelona), visitó recientemente los estudios de Rac 1 para ser entrevistada por Angnès Marqués. La acompañaron dos agentes de policía que no se separan de ella en ningún momento. “Voy acompañada porque soy una testigo protegida, porque dos de los que ayudaron a matar a mi padre siguen en libertad con cargos”, aseguraba al llegar.
Andrea empezó una relación con Juan Cortés el pasado marzo de 2017 y en enero de 2018 éste mató al padre de la joven. Al principio, todo parecía ser idílico: la ayudaba con su hija e incluso se prestó a reconstruir la chabola donde el padre de Andrea, Juan Pita, se había aposentado hacía un tiempo. No sabía nada de él, pero al vivir en un municipio pequeño, pronto empezó a conocer el oscuro pasado de Cortés.
Tráfico de droga, exparejas maltratadas… Andrea quiso ignorarlo. “Quizá había cambiado”. Pero, rápidamente empezaron los maltratos… tanto psicológicos como físicos. “Al principio no se nota que lo que quiere es separarte de tu entorno, de tu gente. Siempre que quedaba con mis amigas, él aparecía con un plan ‘mejor’”.
La situación empeoró cuando se fue a Alicante a ver a su familia materna. Durante su estancia fuera de casa, una de las exparejas de Cortés se puso en contacto con ella, advirtiéndola de la actitud del joven. La muchacha le contó a Andrea como Cortés la había llamado varias veces insinuando que su relación con Andrea no significaba nada.
Ante estas informaciones, la joven decidió dejar la relación. La respuesta de Cortés: “si me dejas, mataré a tu padre, los plásticos de su cabaña arden muy rápido”.
Y, aunque no se creyó las amenazas, el miedo que empezó a sentir por él hizo que volvieran a estar juntos.
De mal en peor
A partir de ese momento todo fue a mal: no la dejaba vestir como quería, la insultaba, le rompió el móvil, la empezó a pegar… y cada vez a peor. La primera agresión por la que necesitó ir al hospital, vino propiciada porque Andrea se había maquillado. Cortés fue a buscarla en coche y la apalizó. Las amenazas eran constantes y el miedo se apoderó de la joven… sabía que de ella dependía el bienestar de su padre, de su hija, de su abuela…
Las palizas fueron cada vez a más y paradójicamente era él quien la llevaba al hospital, pero nunca se separaba de la puerta. Una de las veces que, tras una paliza, Andrea tuvo que ser hospitalizada, se derrumbó y le contó al doctor lo que realmente sucedía. Aun así, ella insistía en no denunciar… pero, en su lugar, el hospital denunció a Cortés.
Ese día, mientras él la esperaba en la puerta, empezaron a llegar coches de policía. El joven, que se imaginó por donde iban los tiros, se fugó y se escondió. Como ella, finalmente no denunció, ni fue a declarar por la denuncia interpuesta por el hospital, la investigación se cerró y la situación se “calmó”.
El trágico desenlace
La pesadilla de Andrea parecía no tener fin, había entrado en tal círculo vicioso de amenazas, palizas y maltrato que empezó a normalizar la situación. Todo por miedo. La joven vivía en un estado de shock y de nervios permanente. Hasta que un día puso fin a su relación.
Dicha decisión vino dada después de que Cortés le abriera la cabeza… fue entonces cuando pidió ayuda y se la llevaron, junto a su hija, a una casa de acogida. A él le pusieron una orden de alejamiento que quebrantó en múltiples ocasiones, pues los mensajes entre amor y amenaza no desistieron una vez ella ingresó en el centro.
Finalmente, Cortés cumplió con sus amenazas y quemó la cabaña en la que vivía Juan Pita, con él en su interior. Las psicólogas del centro de acogida fueron las primeras en sorprenderse, porque, tal como le dijeron a Andrea, este tipo de amenazas son habituales, pero no suelen cumplirlas… aquí una de las excepciones que confirma la regla.
A partir de este asesinato, la historia de Andrea se hizo pública, y la gente empezó a conocer el calvario que ha tenido que vivir esta joven de tan solo 24 años.
Batalla legal
Tras prender la cabaña de Juan Pita el 12 de enero de 2018, Cortés desapareció durante tres meses. A partir de ese momento, Andrea empieza a recibir protección por parte de la policía, mientras Juan Cortés seguía enviándole mensajes.Mensajes incriminatorios, en los que le narraba cómo había matado a su padre, mensajes de arrepentimiento y mensajes de amor… Fue muy duro para Andrea recibir estos mensajes, pero sabía que en ellos se hallaban las pruebas que demostrarían la implicación de Cortés en el asesinato de su padre.
Con todo, el joven decidió entregarse y fue encerrado en prisión por romper la orden de alejamiento que tenía impuesta sobre Andrea. No fue encarcelado por matar a Pita, pues se consideran dos causas diferenciadas y la instrucción del asesinato estaba en proceso y con falta de pruebas incriminatorias… Así pues, a Cortés se le investiga: por un lado, por violencia de género y, por otro lado, con un juez diferente, por el asesinato de Juan Pita, padre de su expareja.
Cortés cumplía su pena por quebrantar la orden de alejamiento este mes de abril, por lo que iba a salir en libertad, mientras la investigación de la muerte de Pita se estaba finalizando.
Ante la posibilidad de que el agresor saliese de prisión, exponiendo a Andrea ante un peligro mayor, los abogados de la joven consiguieron adelantar la comparecencia de Cortés, en relación con el asesinato de Juan Pita, y por fin, Cortés ingresa en prisión por el asesinar a su suegro, quemándolo vivo.
Andrea ha reconocido a este medio que esta es una muy buena noticia y espera que tanto él, como sus cómplices, en libertad con cargos, paguen por el daño que le han hecho a ella y a su familia.