Hace cuatro años que la Justicia italiana dictó sentencia contra uno de los miembros de la N'Drangheta, la mafia calabresa. En concreto, condenó a G.T, de 42 años y natural de Vibo Valentia, a 19 años de prisión por varios delitos relacionados con el tráfico internacional de drogas y pertenencia a organización criminal. Sin embargo, poco después de emitirse la sentencia, a este capo de la mafia, como a muchos otros, se le perdió la pista.
Hasta ahora. La Guardia Civil lo ha detenido este fin de semana en Barcelona. La investigación llevada a cabo por la Benemérita ha permitido descubrir que el fugitivo llevaba residiendo en la Ciudad Condal más de tres años. Aunque intentaba pasar desapercibido y evitaba relacionarse con los vecinos de la zona, el mafioso se había instalado en un piso ubicado en pleno centro de la ciudad. Para no levantar sospechas tomaba medidas de vigilancia durante sus desplazamientos y llevaba una rutina diaria discreta. No obstante, todas estas precauciones le han servido de poco para ocultar su condición de huido de la justicia.
El fugitivo ha sido aprehendido en las inmediaciones de la céntrica Plaça de la Universitat, cuando abandonaba su domicilio. El arresto de este sujeto se ha producido en el marco de la Operación Tricolore-Sentinella, iniciada hace unas semanas en Málaga con la detención de otro ciudadano italiano, fruto de la colaboración entre el Instituto Armado y los Carabinieri. La operación ha sido realizada por agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil de la Zona de Cataluña conjuntamente con el Equipo de Huidos de la Justicia de la Unidad Central Operativa (UCO) del mismo Cuerpo.
Desarrollaba actividades de dirección
El modus operandi de este exmiembro de la N'Drangheta es muy similar al de cualquier otro miembro de la mafia italiana. Tal y como ha confirmado la Guardia Civil, una vez que estas personas han sido condenadas en su país y deciden eludir la acción de la justicia, en el caso de los italianos, España es el destino más apreciado. Una vez alcanzado suelo español se instalan con documentos falsificados y se mantienen en la clandestinidad llevando una vida discreta, sin una gran ostentación que pueda llamar la atención de los vecinos o de las fuerzas de seguridad. Asimismo, suelen mantener los lazos con la organización desarrollando actividades, sobre todo, de dirección y cediendo aquellas de ejecución para los que se encuentren operativos en Italia.
