"Casi me mata por rechazarle un beso"

Sheila Moreno, antes y después de la agresión    / 
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photo_camera Sheila Moreno, antes y después de la agresión / eltaquigrafo.com
Ésta no es una historia bonita, pero sí que es una historia muy valiente. Sheila, de tan solo 18 años, se ha convertido en una superviviente de la violencia machista después de que un "amigo" casi la mate por rechazarle un beso... 

No era la primera vez que Sheila quedaba con Sahari. La joven, de 18 años, y el chico, de 24, se conocían de tiempo atrás. Tenían varios amigos en común y desde hacía un tiempo se veían, como amigos, para charlar y tomar algo. Así, el pasado sábado 4 de febrero, se encontraron para hacer unas copas en un bar de Roda de Bará (Tarragona), donde vive ella. Sin embargo, Sheila poco se imaginaba que esa noche terminaría desnuda, con heridas y magulladuras por todo el cuerpo, corriendo desesperada por salvar su vida. Su amigo, un lobo con piel de cordero, enloqueció cuando la joven le rechazó un beso.

Serían sobre las 23.00 horas del sábado cuando Sahari, de origen búlgaro, se acercó a Sheila para besarla. Ella se apartó: “sólo somos amigos”, le dijo. Sus ojos se llenaron de odio y, completamente fuera de sí, le dio el primer puñetazo. Sheila pudo repelerlo. Pero su rabia, como poseído, aumentaba a cada segundo que pasaba.

“Iba a matarme”

Sin que ella pudiese reaccionar a tiempo, empezó la pesadilla en vida: Sahari la agarró del cuello, queriendo ahogarla, luego la cogió el pelo y estampó su cabeza contra el suelo, la empezó a golpear por todo el cuerpo, asestándole patadas y puñetazos en la cabeza, el torso y las piernas. Le introdujo los dedos dentro de sus ojos, mientras le desgarraba la ropa. “Iba a matarme” suspira todavía atemorizada la joven. Quedó desnuda, rozando su cuerpo con el frío del asfalto donde sucedió la brutal agresión. Agresión que hubiese acabado con su joven vida si no llega a ser por el instinto de supervivencia que sacudió los músculos entumecidos de la joven, que echó a correr.

Sin ropa y sin zapatos pudo escabullirse de Sahari, cuanto éste intentaba meterla en un contenedor de la basura, y echó a correr por la calle lateral al paseo marítimo de Roda de Bará. Localidad que en pleno agosto estaría llena de visitantes, pero que en febrero queda vacía de día y, especialmente, de noche. Por fin llegó al portal donde vivía una amiga suya. Apresurada, picó una y mil veces al timbre hasta que la amiga le abrió la puerta segundos antes de que su agresor la cogiese de nuevo.

“Si la amiga no llega a tiempo, Sahari hubiese matado a mi hijaasegura la madre de Sheila. “El chico no tuvo suficiente en intentar matarla, sino que además le robó todas sus pertenenciasañade a preguntas de esta redacción.

Ingresó 48h en un centro psiquiátrico y luego quedó en libertad

Una vez a salvo, Sheila, acompañada de su amiga, pudo alertar a los Mossos d’Esquadra que detuvieron a Sahari pocas horas después. A ella la trasladaron hasta el Hospital Joan XXIII de Tarragona, donde tuvo que ser atendida por las distintas lesiones sufridas como consecuencia de la agresión.

Paralelamente, un dispositivo formado por patrullas de la Policía Local de Roda de Bará, Creixell y la policía catalana lo encontraron desnudo, andando camino a Creixell. Dijo que unos marroquís lo habían violado. Fue directo al calabozo donde pasó todo el domingo. La ropa de la joven la encontraron en la vía del tren.

El lunes, Sahari ingresó en el Hospital Pere Mata, un centro psiquiátrico y de salud mental de Reus. Pensábamos que se iba a quedar ingresado, porque está totalmente desequilibrado, cuando agredía a mi hija iba chillando el nombre de su exparejaexplica la progenitora. Sin embargo, 48 horas después, el miércoles por la tarde quedó en libertad con cargos.

Sheila y su familia viven con miedo

Por su parte, los padres de Sheila formalizaron la denuncia por robo con violencia y tentativa de homicidio y pidieron una orden de alejamiento para proteger a la joven que ni siquiera se atreve a salir de casa. “Tenemos miedo” asegura su madre. “El domingo por la noche se acercó una patrulla de los Mossos a mi casa para explicarme que teníamos que ir con mi exmarido, el padre de Sheila, a pedir la orden, y teníamos tanto miedo que ni abrimos la puerta porque no vimos que era la policía”.

La joven, por su lado, sigue recuperándose de las heridas físicas y psicológicas. No veo por el ojo derecho, tengo cicatrices por toda la cabeza y un dolor general que no desaparece. No me pudo ni tumbar porque me mareo y se me está cayendo el pelo…” explica Sheila, que sigue en shock por la brutal agresión y más, después de conocer que su agresor ha salido en libertad y que solo la protege una orden de alejamiento de 500 metros.

La orden de alejamiento es insuficiente

Durante un año Sahari tendrá vigente esta orden de alejamiento. Orden que si quebranta podría suponer su ingreso inmediato en prisión. Mientras, la justicia ha iniciado una investigación para responder a la denuncia de Sheila, una causa que por ahora la lleva el Juzgado de Instrucción 1 de Tarragona, pero que muy probablemente se trasladará a El Vendrell.

Una orden de alejamiento no es suficiente ni para la joven, ni para su familia. Sheila quiere justicia y que todo el peso de la ley caiga sobre Sahari, el “amigo” que casi la mata. “No paraba de chillarme que me muriese…” recuerda. Aun así, aun con miedo, y todavía con los ojos muy hinchados y con costras por todo el cuerpo, Sheila ha alzado la voz sin que le tiemble para que ninguna otra mujer sufra lo que ella. “Sahari, donde tiene que estar es en prisión”.

Sheila se ha convertido en una nueva superviviente…

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