Ahora que el sushi está tan de moda, lo que se lleva es el atún de almadraba. A veces, los entresijos de este arte pesquero capturan entre sus redes, sin pretenderlo, ejemplares de otras especies que no deberían estar ahí. O al menos, no se les esperaba. Quizás por esta alegoría, la Unidad de Asunto Internos de la Policía Nacional que durante casi dos años siguió muy de cerca los movimientos de sus propios compañeros del grupo de estupefacientes de Mérida, la bautizó como “Operación peces”.
La investigación, que ha culminado con la detención de casi una treintena de personas, se inició hace ahora dos años. En aquel momento, en Asuntos Internos sonaron todas las alarmas. El grupo de estupefacientes de la capital extremeña, al completo, había comenzado a comportarse de una forma inusual, lo que hacía sospechar a los compañeros del cuerpo que dicho departamento podría estar implicado en un asunto de contrabando y narcotráfico.
Pero para confirmar este extremo, tenían que comprobarlo in situ. La operación fue extremadamente compleja. Los investigados no eran otros que expertos en la vigilancia, la desarticulación y la lucha contra el crimen organizado. Conocían el territorio como la palma de su mano, contaban con informadores y sabían cuáles eran los métodos de investigación utilizados por la policía porque ellos eran la policía. Cualquier paso en falso por parte de los investigadores podría hacer saltar la investigación por los aires. Por eso, se hospedaron a decenas de kilómetros de la ciudad y tomaron medidas de seguridad extremas durante los seguimientos.
Las detenciones se elevan a seis
Lo que descubrieron en la “Ciudad Blanca”, se escapaba a cualquier otro caso de corrupción dentro del cuerpo. Es cierto que, como en todas partes, siempre cabe la posibilidad de que haya alguna manzana podrida. Pero en este caso, el etileno producido durante el proceso de descomposición acabó infectando a todas las frutas del cesto. Sin excepción. La detención de una policía ayer, jueves, en esta operación conjunta entre Guardia Civil y CNP eleva a seis los policías nacionales arrestados, que se suman, además, a dos miembros de la Benemérita. Esto significa que todo el grupo de estupefacientes, incluido el inspector, estaba metidos en el ajo.
Jugaban a “tener dinero como Pablo Escobar”
Los investigadores han destapado que quienes deberían haber investigado y detenido a un narco de la zona, “hacían la vista gorda”. Ahora, tendrán que determinar hasta qué grado llegó la implicación de cada uno de los detenidos en este entramado criminal dedicado al cultivo y distribución de hachís en la capital extremeña. El líder de este grupo, que contaba con una plantación indoor de 3.000 plantas de marihuana, se jactaba en las redes sociales de “tener dinero como Pablo Escobar”.
Para mantener esa fortuna, los investigadores creen que los policías del grupo de estupefacientes no solo traficaban con la sustancia ilícita sino que, además, actuaban contra otras redes criminales de la competencia para asegurar la rentabilidad del sucio negocio. Por este motivo, podrían haber cometido hasta un total de 20 delitos, entre los que figuran el cohecho, revelación de secretos, infidelidad en la custodia de documentos, tráfico de influencias, omisión de perseguir delitos, encubrimiento y organización criminal. Este viernes está previsto que los arrestados pasen a disposición judicial.
Ahora que los detenidos han sido trasladados a Almendralejo, para evitar tiranteces dado que sus propios carceleros serían sus compañeros de comisaría, la Ciudad de Mérida se ha quedado sin policía antidroga. Y, dicho también de paso, sin narcotraficantes.