En la frontera de los términos municipales de Godella y Rocafort (Valencia), en una zona de campo, bastante descuidada, pero a unos pocos metros de los adosados de clase media-alta de la urbanización Santa Bárbara, malvivían, en una chabola lúgubre, María y Gabriel junto sus dos hijos. Primero la madre y luego el padre, ambos han sido detenidos por el asesinato de sus hijos, Amiel y Rachel.
La abuela materna de los menores se supuso lo peor cuando recibió una nota de su hija (María) en la que le advertía: “Me voy con el Creador”. Al recibir esta nota 3 días antes de los hechos, la abuela, que ya sabía que su hija y su pareja sufrían cierto trastorno mental, avisó a la Policía Local de Godella.
El día que sucedieron los hechos, ambos cuerpos policiales fueron alarmados por los vecinos. Al llegar a la casa ya no estaba ni María ni sus dos hijos, solo quedaba Gabriel.
Discusión, huida y hechos inconexos
Cuando la Guardia Civil y la Policía Local preguntaron al padre por los menores y por su mujer, este ofreció respuestas incoherentes, según informó el delegado del Gobierno, Juan Carlos Fulgencio. Pedía regresar a Bélgica, su país de origen, y según fuentes policiales no paraba de repetir que aquí ya no tenía nada que hacer porque “estaban todos muertos”.
En ese momento ambos cuerpos policiales activaron una operación de búsqueda, tanto de los niños como de la madre, quienes los vecinos habían visto corriendo desnuda por las calles cercanas a la chabola. Los mismos vecinos, alertaron a los agentes, que esa noche la pareja había discutido, hechos que confirmó Gabriel.
Horas más tarde los agentes encontraron a María, semidesnuda, escondida en posición fetal en el interior de un bidón. Ambos progenitores fueron trasladados a dependencias policiales para ser interrogados.
12 horas de angustiosa búsqueda
Ni María, ni su pareja, Gabriel, quisieron colaborar con los investigadores. Mientras, fueron desfilando por el cuartel los padres de ella, sus amigas, su hermana y todas las personas allegadas a la pareja. El intenso trabajo de los agentes de Homicidios les permitió reconstruir la relación de la pareja, que, según todos los indicios, tienen problemas de tipo psicológico.
Pasadas horas y horas de interrogatorio continuado, María se derrumbó y confesó los asesinatos. Fue ella misma quien condujo a los agentes, a última hora de la tarde del jueves, hasta las fosas que había cavado para enterrar a sus hijos. De inmediato, la progenitora quedó detenida, mientras que su pareja seguía arrestado como investigado. Horas más tarde, él también quedaba detenido por el asesinato de los dos menores.
Sus ideas esotéricas condujeron al trágico desenlace
María estaba convencida de que sus hijos resucitarían. De hecho, la discusión de la noche anterior con su marido se desencadenó después de que ella intentara matar, sin éxito, a uno de sus hijos en la piscina de la casa. Quería reencarnarse en ellos. Creía, además, que sus hijos estaban poseídos por el diablo.
Con todo, María y Gabriel aseguran ser seguidores de los Illuminati, la sociedad secreta nacida a finales del siglo XVIII en Baviera (Alemania) como oposición a los abusos de poder, que en los últimos años ha ganado adeptos y seguidores entre determinados movimientos pseudoculturales.
Se declaran abiertamente antisistema y tienen problemas con las drogas y las setas alucinógenas, que consumían habitualmente.
La policía había alarmado al ayuntamiento
Tres días antes del parricidio, la policía local había alarmado a los servicios sociales del Ayuntamiento de Godella de la situación en la que vivía esta familia, con dos menores a su cargo. Fuentes cercanas a la familia, afirman incluso que el pequeño de 3 años hacia semanas que no iba a la escuela.
Como avanzaba el periódico Levante EMV, los servicios sociales de Godella ya habían trabajado con la pareja cuando tuvieron al hijo mayor, pero actualmente no había ningún expediente abierto, según fuentes municipales. El contacto con ellos cesó en 2016 cuando la pareja se marchó a vivir a Rocafort, donde todavía seguían figurando empadronados.
Por su lado, el ayuntamiento de Roquefort también afirma no tener ningún expediente abierto sobre dicha familia.
Ahora, es el Juzgado de Primera Instancia de Instrucción 4 de Paterna (Valencia), en funciones de guardia, quien ha asumido la investigación por la muerte de los dos menores en Godella y ha decretado el secreto de las actuaciones. La causa queda abierta por dos delitos de homicidio, según ha informado el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana.