Los Mossos d’Esquadra han detenido a 11 miembros de un grupo criminal que se dedicaba a cometer robos en establecimientos comerciales de Barcelona y del área metropolitana con el método del alunizaje, es decir, empotrando vehículos contra los comercios que pretendían asaltar.
Los agentes de la División de Investigación Criminal (DIC) de las áreas Metropolitana Norte y Metropolitana Sur de la policía catalana han sido los encargados de la investigación, que ha permitido la detención de todos los miembros de dicha banda de criminales. A todos ellos, de nacionalidad española de entre 20 y 39 años, se les atribuyen 22 robos con violencia y el hurto de 18 vehículos. En una sola noche, llegaron a entrar hasta en 3 establecimientos distintos.
Oleada de alunizajes en Barcelona y cercanías
La investigación se inició a principios del 2019 cuando los Mossos detectaron que en Barcelona y alrededores se habían producido una serie de robos en comercios por el método del empotramiento con características muy similares.
Tras las primeras investigaciones, los policías determinaron que detrás de estos robos había un mismo grupo de personas, que habían hecho de esta actividad ilícita su forma de vida. La banda estaría principalmente integrada por jóvenes con un alto grado de reincidencia y con un amplio historial delictivo, todos ellos ubicados en zonas limítrofes del norte de Barcelona, así como en Sant Adrià del Besós o Badalona.
Como detalla la policía catalana en un comunicado, como los jóvenes no tenían otra actividad laboral reconocida, cada vez cometían este tipo de robos con más frecuencia para poder afrontar, de este modo, los gastos que producían. A lo largo de la investigación, los agentes han determinado que el grupo siempre actuaba siguiendo unos mismos parámetros.
Modus Operandi
Antes de cometer los robos sustraían turismos que utilizaban para realizar los empotramientos. Los vehículos eran siempre de unas marcas concretas, de las que habían adquirido las herramientas, la tecnología, los conocimientos y la experiencia para sustraerlos con facilidad.
Días antes de los robos, una parte de los miembros del grupo se dedicaba a escoger establecimientos y estudiar la viabilidad del robo. Principalmente se decantaban por comercios de venta de terminales de telefonía o productos electrónicos, pero también de otros tipos como estancos o joyerías.
Una vez fijado el objetivo y la fecha se desplazaban en pequeños grupos de 4 o 5 personas en vehículos seguros hasta donde estaban los coches sustraídos. Después se dirigían al establecimiento elegido para empotrar el turismo contra uno de los escaparates. Con esta acción causaban graves daños al establecimiento y su entorno, sobre todo cuando se encontraban ubicados en el interior de centros comerciales, ya que circulaban de forma temeraria por dentro de las instalaciones con los vehículos.
Una vez forzado el acceso, rápidamente se llevaban todos los objetos que podían del interior del comercio para venderlos posteriormente. Si alguien los descubría, no dudaban en emplear la violencia y utilizaban herramientas y otros objetos para intimidar a los vigilantes de seguridad o a otros testigos.
Estructura jerárquica de la banda
Los investigadores han constatado que el grupo criminal estaba integrado por unos 14 jóvenes, todos ellos hombres de un perfil muy similar que habían establecido vínculos criminales por la proximidad en sus lugares de residencia. Este hecho podría indicar que aún faltaría algún miembro de la banda por identificar y detener.
Aunque la actividad criminal del grupo no requería un gran reparto de tareas, sí era evidente que sus miembros tenían fijada una estructura de gestión en tres niveles. En la parte superior se encontraban cuatro personas que realizaban las tareas de dirección del grupo. En un nivel intermedio se encontraban otros seis miembros que eran activados a criterio de los líderes del grupo para participar en los diferentes robos.
En un último nivel estaban los encargados de la logística del grupo, estos cuatro jóvenes sabían dónde estaban los vehículos sustraídos, llevaban y recogían los participantes en los robos, y se encargaban de ocultar y custodiar los objetos sustraídos hasta que eran vendidos.
Posible implicación con el caso de Cabrera
En este sentido, hace unos meses eltaquigrafo.com publicó en exclusiva un brutal alunizaje en el centro comercial Carrefour de Cabrera de Mar (Barcelona). Todo apunta, por las imágenes obtenidas a raíz de la detención del grupo, que estos mismos delincuentes fueron quienes asaltaron el centro el pasado mes de febrero.
Las características del descrito alunizaje coinciden con el modus operandi de esta banda y los principales establecimientos afectados fueron los de telefonía móvil, electrodomésticos y joyas.