Giro inesperado en la investigación del crimen de San Blas, Madrid. Lo que parecía ser un ajuste de cuentas o una venganza personal, ha terminado con la detención del hermano de la víctima como presunto autor de un fratricidio.
Aunque las hipótesis que barajaban los investigadores inicialmente eran otras, enseguida todos los indicios señalaron al hermano de la víctima que fue, de hecho, quien llamó a los servicios de emergencia el domingo por la noche para avisar de que su hermano se encontraba gravemente herido en el descansillo de su casa a consecuencia de una puñalada en el abdomen.
Cuando los efectivos llegaron al lugar indicado por el ahora detenido, en la calle Herrerías, se encontraron al hombre en parada cardiorrespiratoria. La víctima tenía una única herida por arma blanca, provocada por un punzón, en el hipocondrio derecho, lo que le hizo perder una gran cantidad de sangre. A pesar de los esfuerzos de los servicios de emergencia por reanimar a la víctima, un varón de nacionalidad española de 54 años, no pudieron hacer nada por salvarle la vida.
Lo mató por miedo
Los investigadores creen que el móvil de este homicidio fue el miedo. Al parecer, el presunto autor del crimen vivía amedrentado por su hermano, que tenía antecedentes por malos tratos, robo con fuerza y amenazas. Por motivos que todavía se están investigando, después de cenar juntos el domingo, el presunto fratricida le habría asestado una puñalada mortal.
El presunto autor y hermano del fallecido sufrió una fuerte crisis de ansiedad cuando los médicos del Samur certificaron el fallecimiento de la víctima y tuvo que ser atendido por un psicólogo en el lugar de los hechos. Esa misma noche declaró que, después de cenar, su hermano se había ido de casa. Además dijo que, instantes después, escuchó un golpe en el descansillo y, a través de la mirilla, lo vio tumbado en el suelo del rellano gravemente herido. Fue entonces cuando decidió llamar a emergencias.
No obstante, los registros de la Policía Científica en la vivienda han desmontado su coartada y con ella se ha desmoronado la posibilidad de un ajuste de cuentas. Todo parece indicar que lo que sucedió el domingo en la calle Herrerías de San Blas fue un episodio más bien similar al del pasaje bíblico de Caín.