A última hora de la tarde del jueves, un hombre accedió al interior de un establecimiento hotelero de Madrid. Buscaba una habitación en la que pasar la noche. Cuando el recepcionista le solicitó el DNI, se identificó como J. R. G. G. El empleado introdujo los datos del huésped en el registro que están obligados a remitir a las comisarías de la Policía Nacional y a los puestos de la Guardia Civil en un plazo inferior a 24 horas desde la entrada del viajero. En ese momento saltó la alarma en dependencias policiales. El «presunto autor de un delito de homicidio en relación con violencia de género» acababa de hospedarse en un hotel de la capital. Instantes después, los agentes de la Policía Nacional se personaron en el establecimiento y lo arrestaron.
El detenido, un varón de 48 años con antecedentes por dos casos anteriores de violencia machista, presuntamente, acabó con la vida de su pareja sentimental asestándole varias puñaladas en el domicilio que compartían en la calle Juan Darriba, en el barrio de O Birloque (A Coruña). Fue el hijo de la víctima quien halló el cadáver de la mujer en el interior de la vivienda, tendido en un charco de sangre y con un cuchillo a su lado. “La ha matado”, le dijo a los servicios de emergencia, en relación al ahora detenido.
Ella quería poner fin a la relación
Ayer, jueves, en la plaza de María Pita de A Coruña se guardaron cinco minutos de silencio en señal de repulsa y de duelo por este crimen machista. Mónica, que así se llama la última víctima de la violencia de género en nuestro país, era muy conocida en el barrio de O Birloque, donde regentaba una panadería con el mismo nombre. Según ha adelantado La Voz de Galicia, fue precisamente en este negocio familiar donde la víctima y el presunto asesino se conocieron, ya que ella lo contrató para repartir del pan. Aunque ya se habían ido a vivir juntos, la pareja apenas llevaba dos meses saliendo. Sin embargo, por motivos que no han trascendido, ella quería poner fin a la relación y así se lo habría hecho saber.