El robo, está claro, que se precipitó. Saltaron las alarmas del establecimiento y el ladrón, un varón español de 49 años, tuvo que esconderse rápidamente, dejando una chapuza tras él. A primera vista, el local estaba revuelto. La caja fuerte estaba forzada. El asaltante había perdido su teléfono móvil por el camino y, en el exterior, un cubo de basura había servido de escalón para colarse por un tubo de ventilación, al que le faltaba la reja de protección.
Parecía el robo de un primerizo. Poco se imaginaban los agentes que acudieron tras el aviso de la alarma que el responsable de ese desastre era el autor de, como mínimo, 10 robos más en la ciudad de Barcelona. Mucho menos, se imaginaban, que cuando hicieron la primera inspección ocular el ladrón seguía en el lugar. Escondido en un falso techo.
El techo cedió y el ladrón cayó
Por su lado, el protagonista de esta historia tampoco debió de imaginarse en ese momento, oculto, sin respirar, con las cabezas de los agentes a sus pies, que su escondite cedería a su peso, abriéndose como una piñata en un cumpleaños y dejándolo al descubierto y desnudo de argumentos. Y eso precisamente es lo que sucedió.
Horas más tarde de la inspección ocular, en la que encontraron un escenario revuelto, pero con poca cautela, el teléfono móvil del ladrón y la llave inglesa con la que había arrancado la reja del conducto de ventilación, el propietario del local, una pastelería del distrito de Ciutat Vella de Barcelona, llamó a los Mossos advirtiéndoles del último hallazgo: el ladrón.
El varón, de nacionalidad española y 49 años, se había caído del falso techo que le protegía desde que, de forma precipitada, había tenido que buscar un escondite para no ser descubierto in fraganti.
Presunto autor de otros 10 robos más
Cuando los Mossos se personaron de nuevo en la pastelería, el asaltante estaba retenido por el propietario y los trabajadores. Los agentes le encontraron 179 euros encima y, sin ningún tipo de duda, pues se había descolgado del techo donde había estado oculto durante horas, se procedió a su detención por un delito de robo con fuerza.
Una vez identificado, los investigadores de la policía catalana lo relacionaron con otros 10 robos con fuerza por la zona de Ciutat Vella. Nueve asaltos en otros establecimientos comerciales y uno en una vivienda. Siempre accedía forzando las puertas, escalando o a través de falsos techos, como en este caso. Las cámaras de videovigilancia le relacionan directamente con un robo el pasado 26 de diciembre en un restaurante del que se apropió de 750 euros de la caja registradora y la caja de propinas.
En estos momentos, el sospechoso ya está en prisión, después de declarar ante el juez. La detención se efectuó el pasado 17 de enero y la investigación permanece abierta a la espera de que se le puedan atribuir más posibles robos.