Ninguna de las víctimas, que podrían ser centenares, llegó a verle a la cara al sospechoso
Un hombre ha sido detenido por la Policía Nacional en Móstoles, como sospechoso de ser el autor de al menos 10 agresiones sexuales, aunque podrían ser centenares. El hombre quedaba con sus víctimas a través de la aplicación de contactos “Tinder” para mantener relaciones sexuales sin verse el rostro y cuando acudían a la cita las violaba.
Más de 400 posibles víctimas
El detenido bloqueaba a las víctimas en su teléfono móvil y en sus redes sociales después de la agresión para que no pudieran contactar con él. La Policía Nacional estableció un dispositivo policial hasta conseguir su localización y detención en el municipio madrileño de Móstoles. Al arrestado se le intervinieron dos terminales de telefonía móvil que portaba cuyos datos fueron analizados, averiguando que tenía más de 400 perfiles de mujeres bloqueados, todas ellas potenciales víctimas del violador.
Los agentes se pusieron en contacto con todas las mujeres localizando a siete mujeres cuya intención era interponer denuncia por haber sido víctimas de diversos delitos contra la libertad sexual por parte del detenido.
Dificultad de identificación
La identificación del presunto volador fue altamente difícil ya que los domicilios que había aportado en diversas circunstancias eran falsos, además, ninguna de las víctimas llegó a ver el rostro del agresor y en algunas ocasiones les fueron sustraídos efectos y dinero.
La investigación se inició el pasado mes de febrero. Una mujer denunció que un hombre contactó con ella a través de “Tinder”, una conocida red de contactos, y tras entablar conversación con él le ofreció concertar una cita imponiendo unas condiciones. Una vez en el domicilio, y ocultando en todo momento su rostro, le agredió sexualmente en dos ocasiones.
En el marco de la investigación, los agentes pusieron especial atención en las condiciones que imponía a la hora de quedar con la víctima. Estas se basaban en mantener un contacto en un sitio de confianza totalmente a oscuras para “mantener un contacto sensorial, donde incrementar los sentidos y dejarse llevar” y finalmente verse las caras, hecho que nunca ocurría.
Bajo la hipótesis de que este comportamiento no podía tratarse de un hecho aislado y tras una minuciosa investigación, la Policía Nacional consiguió localizar a otras dos víctimas las cuales no habían denunciado los hechos. En estos casos, el arrestado mantenía las mismas exigencias y les comunicaba frases idénticas para ganarse su confianza.
Ahora, tras su detención, la investigación continúa abierta ya que no se descartan que aparezcan más víctimas que aún no han denunciado los hechos.