El presunto asesino de Adeje (Tenerife), que acabó el pasado martes con la vida de su mujer y uno de sus hijos, llevó a la familia a la cueva en la que aparecieron los cadáveres con el pretexto de que “tenía regalos de Pascua escondidos”.
Así lo ha detallado a los periodistas Annelies, la mujer holandesa que hizo de traductora del hijo menor de la familia, que pudo escapar del ataque. El detenido fue trasladado este viernes a los juzgados para su pase a disposición judicial.
El camino equivocado le salvó la vida
Annelies, fue la que consiguió que el niño, que había sido localizado minutos antes por otra vecina deambulando por la montaña, explicara a la policía qué había sucedido.
Según el testimonio de esta holandesa, el niño, que tiene en realidad siete años y no cinco como apuntaban las primeras informaciones, logró escapar de la cueva tras ver a su madre con la boca ensangrentada en el suelo y “temió por su vida”.
Según ha explicado la mujer, que ejerció de improvisada traductora –ya que el niño es alemán y no habla español-, afortunadamente el pequeño tomó la dirección “correcta” y fue encontrado en la zona de La Quinta, en la localidad tinerfeña de Adeje. De haber seguido el camino que había tomado horas antes con sus padres, para subir a la cueva, Thomas, su padre y presunto autor material del asesinato, lo habría alcanzado a él también.
El menor, tutelado de momento por el gobierno de Canarias, desconoce aún que su madre y hermano fallecieron tras el ataque.
Los mató a golpes de piedra
El presunto asesino, ahora detenido, participó este jueves durante todo el día en un registro en el domicilio familiar, rodeado de un amplio dispositivo de seguridad.
A la espera de conocer los resultados definitivos de las autopsias, el delegado del gobierno en las Canarias, Juan Salvador León, ha asegurado que Thomas habría matado a golpes con unas piedras a su mujer e hijo. El detenido se niega a colaborar y mantiene la versión de que sus familiares estaban con vida cuando dejó la zona en la que aparecieron los cadáveres.
Según Juan Salvador León, “es imposible que ningún ser humano que esté bien, que tenga la cabeza bien, pueda hacer semejante crimen, matar premeditadamente, porque está clarísimo que lo hizo así, a su mujer y a su hijo", y el otro niño, de seis años, escapó porque "despavorido se marchó del lugar".