Hacía frío. Mucho frío. Girona se había cubierto de una fina escarcha blanquecina que contrastaba con la oscuridad del alba. Era la noche del 8 de diciembre y, como cada día, los agentes de la Unidad de Delincuencia Urbana de la región policial de las comarcas gerundenses patrullaban, de paisano, las calles de la ciudad. Sobre las 3.00h de la madrugada una llamada perturbó la tranquilidad de esa noche: una mujer acababa de alertar a la centralita de emergencias que su expareja se había escapado del Hospital Trueta de Girona, donde había ingresado esa tarde tras ingerir una cantidad ingente de pastillas, y se había desplazado hasta un puente con intención de suicidarse.
Mossos d’Esquadra, Servicios de Emergencias Médicas, Policía Local y Bomberos se movilizaron para intentar localizar al individuo antes de que fuese demasiado tarde. Y, en ese instante, en medio de la incertidumbre que generaba esta situación -al no saber si el hombre, finalmente, se había lanzado al río- es cuando entraron en acción los dos agentes de Delincuencia Urbana de los Mossos, protagonistas de esta historia.
El hombre facilitó una primera ubicación errónea
La mujer dio poco información, la poca que su expareja le había dado por teléfono. El hombre le facilitó, vía WhatsApp, la ubicación de un primer puente. Antes de que llegaran todos los servicios movilizados, la mujer se adelantó. Ahí no estaba. Ella, acompañada de su sobrino, siguió recorriendo la ladera del río, puente tras puente, en un intento desesperado de llegar a tiempo. Cuando los Mossos, los Bomberos y la Local llegaron a dicha ubicación iniciaron las labores de comprobación. Cuando llegaron los dos agentes en cuestión vieron claro que ahí no podía ser.
“Era un puente muy bajito, que daba a un riachuelo. Al parecer estaba cerca del domicilio del hombre, pero no se veía a ninguna persona. Ahí no era” explican ambos a eltaquigrafo.com. En ese momento, recibieron otra alerta de la centralita: la mujer se les había adelantado y había revisado, sin éxito, los puentes que iban tras esta primera ubicación, hasta llegar a la zona de la Audiencia provincial de Girona, cerca del parque de La Devesa.
Unas fotos ayudaron a localizar el lugar exacto
Los dos agentes de paisano se desplazaron con su vehículo hasta encontrarse con la mujer. Nerviosa les explicó que había revisado todos los puentes hasta llegar a la Audiencia, pero que no apreció nada sospechoso en ninguno de ellos. Les dijo que el hombre seguía con vida porque hacía escasos minutos le había mandado un par de fotos de su ubicación real. Se trataba de un puente rodeado de vegetación, con una barra amarilla.
Los agentes sospecharon de uno, ubicado cerca del Hospital Trueta, de donde se había escapado hacía unas horas. Le dijeron a la mujer que ella siguiese revisando los siguientes puentes hasta llegar a la ubicación a la que se iban a dirigir ellos con el coche. “Nos subimos al vehículo policial y nos acercamos al puente en cuestión. No quisimos aparcar muy cerca, para no asustar al hombre, si es que realmente estaba en ese lugar”.
Y, efectivamente, ahí estaba. A lo lejos ya la visualizaron: había saltado la valla y se encontraba en el extremo del puente. Delante de él no había nada. Veinte metros de caída que terminaban en el río Ter. Un testigo lo observaba de lejos. “Nos encontramos a un hombre al aparcar, nos dije que se le había aproximado, pero que el hombre había amenazada con lanzarse si se acercaba de nuevo”.
El hombre no paraba de llorar
Los sollozos del hombre se escuchaban desde la distancia. “Tenía claras intenciones de tirarse al vacío, pero, al margen de esta intencionalidad, su situación era muy peligrosa. Podía haber resbalado en cualquier momento. Era una noche muy fría” recuerdan los agentes. No se lo pensaron dos veces y se acercaron sigilosos hasta su posición. El hombre no paraba de llorar. Sus lloros camuflaron los movimientos de los dos agentes que, de imprevisto, lo cogieron por los brazos y lo llevaron al interior del puente. Estaba a salvo.
Antes de aproximarse alertaron al resto de servicios movilizados y previnieron de que no se acercaran en exceso para no asustar al hombre. Cuando, por suerte, estuvo fuera de peligro el Servicio de Emergencias Médicas (SEM) lo trasladó al Hospital Santa Catarina, para que le hiciesen una revisión psiquiátrica. Esa misma tarde ya había intentado quitarse la vida ingiriendo pastillas, por lo que tuvo que ser hospitalizado para un lavado de estómago. Durante su ingresó escapó y se desencadenó esta situación, que, finalmente, terminó sin lamentar daños mayores.
La rápida reacción de los agentes
Si los agentes se lo hubiesen pensado dos veces, quizá no habrían llegado a tiempo. El trabajo policial no sólo consiste en detener y multar, matizan los agentes que protagonizaron esta actuación, sino que también radica en asistir, ayudar y servir.