Pasada la medianoche, en un convoy medio vacío del metro de Barcelona, una agente de la Policía Nacional, que volvía a su domicilio, escuchó gritos de auxilio un par de vagones más allá de donde ella se encontraba. La policía, acto seguido, se desplazó hasta el punto exacto. Se identificó como miembro del Cuerpo Nacional de Policía, pues se encontraba fuera de servicio, y observó que una anciana se encontraba con el rostro cianótico, como azulado, sin poder respirar, ni responder a estímulos.
Ante esa situación, coordinó a la actuación junto con otros usuarios disponiendo la colocación de esta mujer decúbito supino e iniciando rápidamente una maniobra de reanimación-cardiopulmonar (R.C.P.). Mientras, otros de los ahí presentes se encargaron de alertar al servicio de emergencias 112.
Su actuación le salvó la vida
Hasta la llegada al lugar del personal sanitario, la agente mantuvo en todo momento activadas las maniobras de resucitación. Asimismo, a petición de los enfermeros del Sistema de Emergencias Médicas (SEM) colaboró en el suministro de oxígeno a la víctima y en el traslado hasta la ambulancia que contaba con medios de reanimación avanzados, siendo trasladada hasta el hospital con vida.
Los sanitarios agradecieron a la Policía su rápida actuación advirtiendo que por cada minuto sin hacer masaje cardiaco a una víctima, disminuye un 10% la posibilidad de supervivencia. El inicio precoz de estas compresiones puede incluso cuadriplicar la tasa de supervivencia, ya que se sustituye la función cardiaca.