Tras una semana en paradero desconocido, Jesús, un recluso enfermo de Brians2, se ha entregado en Sant Feliu de Llobregat (Barcelona). Su familia lamenta que el caso no haya sido prioritario para las administraciones al no ser un interno conflictivo…
Mari Jose y Robert han movido cielo y tierra para encontrar a Jesús, hijo de Mari Jose, de 31 años, desaparecido en Barcelona el pasado domingo 14 de mayo. Este lunes, día 22, tras más de una semana de angustia, incertidumbre y desamparo, Jesús ha aparecido: se ha entregado en un parque de Sant Feliu de Llobregat (Barcelona), su ciudad natal.
Jesús se subió en un autobús en la estación de Sants a las 18:10h del domingo 14 para regresar a la prisión de Brians2 en Sant Esteve Sesrovires, después de un permiso para pasar el día con su madre; pero el recluso, sin embargo, no regresó al centro penitenciario. Según pudo saber Mari Jose, a través de otro interno que conocieron en la misma estación, Jesús abandonó el autobús en una parada intermedia en la Diagonal, antes de llegar a Can Brians.
¿Dónde está tu hijo?
Sobre las 20.00h de ese domingo, los responsables del centro penitenciario llamaron a Mari Jose. “¿Dónde está tu hijo?”. Ella lo vio subirse al mencionado autobús y ya no supo nada más. Fue entonces que esta madre empezó a movilizarse, desesperada, para encontrarlo, e, inmediatamente alertó a la comisaría de Mossos de Sant Feliu de Llobregat, ante la sospecha de que podría estar por aquella zona.
Por su lado, Jesús cumple una condena de cuatro años y medio por varios delitos de atentado a la autoridad y algún robo, pero no es un recluso violento, es un recluso enfermo. Por eso, era prioritario encontrarlo: necesitaba su medicación, antes de que encontrara remedio en las drogas, de las que es adicto. “Lleva dos años y medio en prisión, pero solo uno limpio…” asegura su madre, que se muestra muy dura en contra de las condiciones en la que tienen a Jesús en el módulo de psiquiatría de Brians 2.
Lamentan que el caso no haya sido una prioridad
En esta línea, Mari Jose y su pareja, Robert, lamentan que este caso no haya sido una prioridad ni para los responsables de Brians 2, ni para los Mossos d’Esquadra, que en una semana no han hecho – según ellos – nada para encontrarlo "y eso que estaba en búsqueda y captura". De hecho, la pareja ha agradecido públicamente la colaboración de SOS Desaparecidos y de varios colectivos sociales que han difundido el cartel de la desaparición, pues, en menos de 24h desde que se hizo público el caso, Jesús ha decidido entregarse.
Gracias a @sosdesaparecido a @Catalunya_Press a @carlosquilezl y la colaboración ciudadana ha sido localizado.
— Afectadas X la "Organización Criminal" BB Serveis (@AfectadosBBS) May 22, 2023
La familia quiere transmitir que un caso tan serio y grave no se haya tratado con la importancia que merece x parte de las instituciones.https://t.co/HSAdeEL6nB pic.twitter.com/VzSlYoKCv2
“Tenemos la sensación de que los que tendrían que haber trabajado para encontrarlo no lo han hecho. Es una pena que se tenga que llegar a una desgracia como, por ejemplo, que Jesús en medio de un brote psicótico hago daño a alguien, para que las administraciones se pongan las pilas”, lamenta la madre de este recluso, que es plenamente consciente de que su hijo, una persona enferma, no puede andar solo por la calle sin la preceptiva medicación.
Ya debería haber abandonado Brians2
Jesús padece cinco trastornos de salud mental: THDA (Trastorno de Hiperactividad y Déficit de Atención), dislexia, trastorno de bipolaridad y límite de la personalidad y síndrome de Clúster B. “Mi hijo lleva desde los 15 años medicándose, es una persona enferma, de bajo nivel intelectual y que ha buscado refugio en las drogas. De hecho, una de sus adicciones es a las benzodiacepinas, por lo que no necesitas drogas ilegales para colocarse…” verbaliza Mari Jose.
Ella asume que su hijo debe pagar las consecuencias de incumplir la ley, pero pide y exige una mejora del sistema. “Yo sé como defender los derechos de mi hijo, pero no todo el mundo lo sabe” lamenta. De hecho, por sentencia, Jesús ya debería de haber abandonado la prisión de Brians2, para ingresar en un centro terapéutico como medida de seguridad, donde estaría ingresado y medicado. Sin embargo, cuando terminó el año de condena en un módulo ‘común’, lo trasladaron al módulo de psiquiatría. “Dicen que no hay sitio en un centro terapéutico”.
En este módulo, lamentan Mari Jose y Robert, “tienen a los reclusos enfermos empastillados, pero mal diagnosticados y sin personal suficiente cualificado…”. Eso se traduce, explican, en reclusos inestables, que no mejoran en sus enfermedades.
Ha pedido a una kioskera que avisara a su hermana pequeña
En este contexto, esta madre ha pasado una semana pidiendo a las administraciones competentes que busquen a su hijo, incluso dando informaciones que iban recibiendo de varios conocidos sobre su paradero. “Pero nada, yo les llamaba y nunca lo encontraban”.
Ha sido este lunes, antes del mediodía, y 24 horas después de que la familia interpusiera una denuncia por desaparición ante los Mossos d’Esquadra, que Jesús, “seguramente presionado por las personas que le estarían ayudando estos días”, según su madre, ha decidido entregarse. “Ha ido a un kiosko que conoce en Sant Feliu y le ha pedido a la kioskera que llamara a mi hija pequeña. Ella me ha avisado a mí y yo a los Mossos”. La detención de Jesús se ha producido en un contexto tranquilo y sereno, en presencia de su hermana que lo ha tranquilizado en todo momento.
A la espera de regresar al módulo psiquiátrico
A continuación, lo han trasladado a un centro de atención primaria para darle unos calmantes y, seguidamente, lo han llevado a la comisaría de Sant Feliu, donde espera ser trasladado de vuelta al módulo psiquiátrico de Brians 2. Su familia respira ahora más tranquila, sabiendo que Jesús está sano y salvo y que no ha protagonizado ningún altercado como consecuencia de la falta de medicación y su adicción a las drogas.
Aun con todo, Mari Jose y Robert lamentan que el sistema haya fallado de tal manera, provocando que Jesús se escapara, pero, sobre todo, que tenga que estar en un módulo donde consideran que está mal atendido, dadas sus circunstancias. “En enero, le dio una sobredosis de medicamentos por culpa de una mala administración de la medicación que le habían diagnosticado. Conseguí, mediante amenazas, que le cambiaran la psiquiatra, pero el centro no iba a hacer nada…”, sentencia la madre, que no se cansa de luchar para que su hijo enfermo reciba una buena atención en prisión, ya que no hay plazas para trasladarlo, como correspondería, a un centro terapéutico para delincuentes con trastornos mentales como es su caso.