Hallan restos óseos que podrían pertenecer a Manuela Chavero

Eugenio Delgado, en una foto de su Facebook.
photo_camera Eugenio Delgado, en una foto de su Facebook.
Eugenio Delgado, el vecino de 28 años que ha confesado ser el autor de la desaparición, asegura que la muerte fue «accidental».

Tras varias horas registrando la finca donde Eugenio Delgado aseguró haber enterrado el cuerpo de Manuela Chavero, investigadores de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil y agentes de la Comandancia encontraron restos óseos en el terreno marcado por el individuo. A falta de confirmación oficial, dichos restos pertenecen, casi con total seguridad, a la desaparecida en Monesterio (Badajoz) hace poco más de cuatro años.

Este viernes, desde las 16.00 horas, el detenido acompañó a los agentes a la finca La Dehesa, desde donde se ha iniciado la búsqueda para localizar el lugar donde, presuntamente, ha tenido escondido el cuerpo de la víctima durante más de cuatro años. Lo hicieron acompañados del titular del Juzgado de Instrucción, número 1, de Zafra, al mando de la investigación del caso.

Según ha explicado el detenido, esa finca ya no es de su propiedad, sino que la vendió. Eugenio, como han apuntado varios medios de comunicación, es un joven «muy introvertido» que arrastra una vida complicada, marcada por la separación de sus padres cuando él era un niño y por varias tragedias familiares. Según las mismas fuentes, el detenido siempre andaba solo y parecía «obsesionarse con las mujeres».

Una carta dio pie a los investigadores

Decenas de vecinos del pueblo natal de Chavero, desaparecida la madrugada del 4 al 5 de julio de 2016, se habían manifestado en varias ocasiones reclamando al Ayuntamiento más recursos para la investigación de su desaparición. Cuatro años más tarde y a raíz de una carta anónima que apuntaba a Eugenio Delgado, de 28 años, como responsable de dicha desaparición, agentes de la UCO han podido empezar a esclarecer el caso.

La resolución del suceso empezó con la carta que recibió hace escasos días la hermana de la víctima. El contenido de la misiva confirmó a los agentes que su sospechoso, Eugenio Delgado —vecino y conocido de Manuela y toda su familia— estaba estrechamente relacionado con su desaparición. Tras recabar varios indicios, este jueves por la noche, finalmente, agentes de la UCO de la Guardia Civil procedieron a su detención. Aunque, de hecho, como adelanta ABC, no fue arrestado directamente por la desaparición de Manuela, sino por robo de ganado y por arrancar señales de una carretera y llevarlas a una de sus fincas.

Pero una vez detenido, fue cuando Delgado, que vive literalmente a tres puertas de la casa de Manuela, se derrumbó por completo y confesó ser el autor de la muerte de la mujer. Contó que había sido «un accidente» y se prestó a colaborar con los investigadores para indicarles donde la enterró.

Manuela resbaló y murió tras el impacto

Según la versión que ha ofrecido el detenido a los investigadores, la noche de su desaparición, Manuela, de 42 años, resbaló y cayó al suelo, muriendo tras el fuerte impacto contra el piso. Al percatarse de que la mujer no respiraba, Eugenio (siempre según su narración de los hechos) asegura que se asustó y decidió enterrar su cuerpo en el terreno de una de sus fincas.

Se da la circunstancia de que el detenido, de 24 años cuando sucedieron los hechos, y Manuela Chavero vivían en la misma calle, El Cerezo, separados sólo por dos viviendas, en la localidad de Monesterio. La familia de Chavero ha sospechado durante todo este tiempo que Delgado tenía algo que ver con la desaparición de Manuela Chavero y así se lo habían transmitido a los agentes de la investigación, destacando que «estaba obsesionado con ella». Sin embargo, la Guardia Civil nunca pudo encontrar hasta ahora pruebas concluyentes para su detención.

Manuela se marchó de forma precipitada

La última vez que se vio a Manuela Chavero fue en la noche del 4 de julio de 2016, cuando estuvo con una amiga, que fue la última persona que la vio. Después regresó a su casa, en las afueras del pueblo, en la Urbanización La Noria, y ahí se perdió su rastro.

Al día siguiente, sus allegados no encontraron nada forzado en la vivienda y sobre su cama estaban los pantalones que había llevado el día anterior. La luz del salón y de la cocina se encontraban encendidas, al igual que el televisor, lo que hacía pensar que abandonó el inmueble de forma precipitada. Su cartera y su teléfono móvil también fueron localizados en la casa.

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