Los vecinos de la calle Còrsega, 461, de Barcelona, cenaron anoche con la angustia y la tensión de haber vivido, escasos minutos antes, un incendio en los bajos de su edificio.
Por suerte, todo quedó en un susto, pero varios de los residentes de la zona han lamentado a este medio la doble mala praxis que condujo a dicha situación: por un lado, la profesional, ya que las trabajadoras del local, presuntamente, olvidaron desenchufar un secador encendido; y, la segunda, la protocolaria, pues «es conocido en todo el barrio, que en ese local se ejerce la prostitución y con el amparo de ser un establecimiento de estética abrieron ayer sus puertas», asegura a eltaquigrafo.com un vecino de la comunidad afectada.
Él mismo explicó que sobre las 20.00 horas de ayer, otro vecino que bajó a la calle —en el permitido paseo de 20.00 a 23.00 horas, dado el vigente estado de alarma— vio como salía humo del local Pei Pei. Varias dotaciones de los bomberos de Barcelona se personaron en el lugar de los hechos, entre el Paseo de Sant Joan y la calle Roger de Flor, para sofocar el fuego que se había generado a raíz de un secador caliente, que, presuntamente las trabajadoras habían dejado enchufado encima de un sillón de escay.
El sillón, por supuesto, terminó calcinado, pero el fuego se pudo controlar con rapidez, según explicó a fuentes cercanas a este medio, el sargento jefe del dispositivo desplegado.
Lamentan que nadie haga nada
Según el testimonio de varios vecinos, en el local, donde trabajan jóvenes, al parecer, de nacionalidad china, se ejerce la prostitución bajo el amparo de aparentar un centro de masajes y estética. Es por eso, aseguran estas voces, que las empleadas del local Pei Pei, acogiéndose a las nuevas normas de permisibilidad de la fase 0 de la desescalada, que incluyen peluquerías y centro de belleza, abrieron sus puertas para, supuestamente, ejercer algo muy distinto a lo que venden de forma aparente.
Los vecinos manifestaron a este medio su malestar, tras conocer el incidente, sobre todo, porque consideran que no debería de haber estado abierto. Aunque el centro se presenta como un espacio de masajes y bienestar, es conocido en el barrio por ofrecer, supuestamente, otro tipo de servicios. «Estamos hartos de que el ayuntamiento no ponga remedio y que se haga la vista gorda», lamentaba el anterior vecino de la comunidad afectada.