Juicio 17A: Si Houli hubiese hablado, habría menos muertos

Imagen tomada en el verano de 2017 en el chalet de Alcanar. De izquierda a derecha: Mohamed Houli Chemlal (acusado), Youssef Aalla y Yones Abouyaaqoub (ambos abatidos)
photo_camera Imagen tomada en el verano de 2017 en el chalet de Alcanar. De izquierda a derecha: Mohamed Houli Chemlal (acusado), Youssef Aalla y Yones Abouyaaqoub (ambos abatidos)
Los peritos tienen clara la relación de los tres acusados con la célula terrorista que perpetró los atentados del 17A. Los preparativos comenzaron el 26 de mayo de 2017, el primer día de Ramadán, aunque la voluntad de llevar a cabo un ataque terrorista venía de atrás.

“Si Mohamed Houli hubiese hablado, lo de Cambrils no hubiese sucedido. Habría menos muertos”. Así de contundente ha sido la respuesta del responsable de la investigación de los Mossos d’Esquadra a las preguntas de la defensa de Mohamed Houli Chemlal. La letrada ha intentado, sin éxito, que los analistas afirmasen en la Sala que el joven, no solo se muestra arrepentido, si no que además, colaboró durante sus declaraciones aportando datos de relevancia para la investigación policial. Sin embargo, los esfuerzos han sido en vano. “Chemlal estaba radicalizado y era un miembro activo de la célula” han afirmado de manera unánime ambos analistas. En los vídeos filmados en Alcanar, Houli se encontraba tras la cámara. No se le ve pero se le escucha. Relajado, distendido. A medida que avanzan las imágenes no solo va realizando proclamas salafistas sino que también incita al resto del grupo a unirse. Houli estuvo en el chalet mientras se fabricaban los explosivos. Se sabe porque su móvil repite en una antena de Alcanar y por una fotografía en la que aparece en la vivienda okupada haciendo el símbolo del Tawhid. “No solo está adoctrinado si no que tiene la voluntad y el conocimiento de alcanzar el objetivo de la célula”, afirman los investigadores. La defensa continúa sugiriendo que el chico lo hizo bajo coacción y que incluso pudo haber sido drogado. “Letrada, no va a conseguir que digan que se ha arrepentido” la ha interrumpido el juez. “Yo no me arriesgaría a seguir preguntando. Ahora, si usted se arriesga, veremos la contestación…”, ha sugerido el magistrado de la Audiencia, “los peritos ya han dicho que su defendido no ayudó en nada”. 

Driss y Houli querian perpetrar los atentados 

“Aunque no pensamos que Mohamed Houli o Driss Oukabir estén relacionados con los atentados de Las Ramblas y Cambrils, Driss sabía que la furgoneta sería utilizada para cometer un atentado inminente pero no avisó a los Mossos”. Oukabir bracea tras el cristal y, por sus ojos, parece que esté haciendo muecas irónicas tras la mascarilla. “Driss quería formar parte de la célula y está clarísimo para nosotros que quería llevar a cabo los atentados”, sostiene el investigador. Driss sufrió una intensificación religiosa en los meses previos al atentado. “Se volvió más ortodoxo”, explican. En las conversaciones con Sara, su novia por aquel entonces, así se acredita. Quería casarse, dejar de hacer cosas ‘haram’ (prohibidas) y cambiar. Aunque esto simplemente es un signo de religiosidad, los investigadores creen que en febrero de 2017 cruzó la línea que separa el salafismo quietista del salafismo yihadista, que prioriza la lucha armada sobre la devoción religiosa. 

A su lado, Said Ben Iazza mueve las piernas nervioso pero está ausente, al igual que Houli Chemlal, como si el juicio no fuese con ellos. De él afirman que “era colaborador de la célula y se demuestra con la cesión de su documentación y de un vehículo para la compra de explosivos”

Los peritos tienen clara la relación de los tres acusados con la célula terrorista. Creen que el punto de inflexión se produjo el 26 de mayo de 2017, primer día de Ramadán. Ese día comienzan los preparativos para atentar, aunque la voluntad de hacerlo era anterior. Es entonces cuando Younes Abouyaaqoub, el autor del atropello masivo de Las Ramblas, se graba cantando un nasheed. En esta misma fecha el portavoz de ISIS incita a cometer ataques en occidente. A partir de ahí comienzan las búsquedas de objetivos y de precursores. Houli Chemlal formó parte de este proceso. Los investigadores saben que el acusado se negó a viajar con sus padres a Marruecos aquel agosto porque había formado parte de los actos preparatorios y quería culminar el atentado. Su teléfono móvil lo sitúa, además, en las inmediaciones del establecimiento en el que se adquirieron 100 litros de peróxido de hidrógeno utilizado para la fabricación de explosivos. A la caída del sol el sábado 24 de junio, día final del Ramadán, se encontraba en el chalet de Alcanar. Aunque la ruptura del ayuno pretende celebrar el final de un mes de sacrificios y buenas acciones, que ellos habían empleado en planear un atentado que de haber salido según lo previsto hubiese sido tremendamente letal, lo celebraron juntos. 

¿Con quién habló Driss Oukabir?

Los agentes han desvelado que el 14 de agosto Driss Oukabir recibió una llamada de un teléfono conspirativo. No saben quién estaba al otro lado de la línea pero Driss contestó y hablaron durante varios segundos. Después de esa llamada, se inició el desplazamiento de dos vehículos de Ripoll a Alcanar en los que iban gran parte de miembros de la célula. Los vehículos eran la furgoneta del imam de Ripoll, Abdelbaki Es Satty, y el Audi A3 involucrado en el atentado de Cambrils. Durante el trayecto se produjeron un gran número de comunicaciones compatibles con un sistema de contravigilancia. Los investigadores creen que era un viaje decisivo en el que el grupo trasladaba algo importante y querían evitar el control policial y el posible registro de al menos el segundo de los vehículos. Desde ese momento, Houli Chemlal permaneció, sin moverse, en el chalet de Alcanar hasta que se produjo la explosión inesperada del polvorín que casi le cuesta la vida. 

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