Agentes de la Unidad de Investigación de la comisaria
de Tarragona de los Mossos d’Esquadra detuvieron la semana pasada a dos hombres
de 36 y 45 años, ambos de nacionalidad georgiana, como presuntos miembros de
una batería criminal de la mafia de ese país asentada en Catalunya, a la que se
le atribuyen tres robos con fuerza a domicilios de Tarragona, Reus y Salou.
Una mafia que llegó a Barcelona hace un año, que se instaló en el colegio abandonado Menéndez Pidal de la capital catalana y que, tras ser desalojada hasta en dos ocasiones, se movió por otras ciudades del mismo territorio para ejecutar lo que mejor sabían hacer: asaltar inmuebles y sustraer el dinero y las joyas de su interior. "Robar aquí es fácil" aseguró justamente hace una semana uno de los líderes de dicha mafia.
Varias semanas de investigación
La desarticulación de este grupo criminal es el resultado de una investigación policial que empezó hace tres semanas y que ha permitido evitar varios robos con fuerza. Y es que, durante estas semanas de investigación, los agentes retiraron más de una treintena de “marcadores” que los ladrones utilizaban para saber si en los domicilios que querían entrar había alguien.
Como explicó Yuri, el líder con el que pudo hablar
este medio, buscan barrios buenos, con pisos de lujo donde puede haber dinero y
joyas. «Como
no nos gusta que haya gente dentro cuando actuamos, miramos y observamos muy
bien la zona y paseamos hasta que sabemos que los pisos están vacíos. Entonces,
ponemos unas cositas —refiriéndose a las marcas que dejan en las puertas para
saber si entran y salen del domicilio— en la puerta del piso que queremos
atacar. Si no abren la puerta y la marca sigue intacta, actuamos. Las
vigilancias son entre semana, los golpes durante el fin de semana», explicaba
el ladrón de profesión.
Pero, a pesar de la coordinación y
efectividad de estas baterías, el trabajo policial fue clave para averiguar que
estos individuos tenían una movilidad muy alta por la zona del territorio donde
actuaban, así como un piso en Salou como centro neurálgico de sus actividades. Estos
datos fueron esenciales para poder detenerlos, según informa la policía
catalana.
Se les atribuyen 3 asaltos
Durante las indagaciones policiales, los
Mossos pudieron acreditar que el grupo habría cometido, como mínimo, tres robos
con fuerza en Tarragona, Salou y Reus. También localizaron el local de
compraventa del oro que sustraían, donde los ladrones habrían vendido varias de
las joyas robadas. Los agentes pudieron recuperar parte del botín.
Ante la posibilidad de perpetrar un nuevo
asalto, los agentes montaron un dispositivo para poderlos detener. Finalmente,
los detuvieron en Salou y, a uno de ellos, le constaba una orden de búsqueda y
detención. Durante la operación, también se registró el domicilio que
utilizaban como centro de su actividad, donde se encontró un gran número de
marcadores, llaves maestras y otras herramientas para abrir puertas. También
encontraron varias joyas de las que analizaran su procedencia.
Dos de los detenidos ingresaron en
prisión y el tercero ha sido enviado a su país de origen, por lo que se da por
desarticulada la banda criminal asentada, en esta ocasión, en Tarragona.