En el año 2000, Valentín Moreno Gómez fue condenado a pasar ocho años en un centro de menores por matar con sus propias manos a otro joven a la salida de una discoteca en Barcelona. Lo hizo por diversión. Entre risas. Para celebrar su décimo-octavo cumpleaños.
Fue apodado como ‘el asesino de la Vila Olímpica’ y desde entonces ha sido, en más de una ocasión, protagonista de la crónica de sucesos de este país. Despiadado, conflictivo y extremadamente peligroso, Moreno se fue construyendo, a lo largo de estos años, una reputación basada en el discurso del miedo.
Tiroteado por la espalda
Tras su paso por el centro de menores, su actitud no mostró indicio alguno de mejora y empezó a codearse con alguno de los clanes con más influencia de La Mina. Este jueves, sobre la medianoche, en el corazón del barrio que le ha dado amparo y cobijo durante las últimas dos décadas, Valentín Moreno, de 39 años, recibió dos tiros en la nuca. Por detrás. A traición. El temido delincuente cayó inerte sobre el asfalto. Al menos una de las balas le perforó parte del cráneo.
Fueron sus familiares quienes lo trasladaron hasta el Hospital Germans Trias i Pujol de Badalona, donde estuvo durante casi 24 horas debatiéndose entre la vida y la muerte, con un pronóstico muy crítico. Finalmente, Valentín Moreno fallecía este viernes debido a la gravedad de las heridas sufridas, como consecuencia de los disparos.
Los Mossos d’Esquadra, tras conocer el origen criminal del tiroteo, abrieron una investigación para esclarecer los hechos. Sin embargo, son tantos los enemigos que Valentín Moreno se ha ido forjando a lo largo de estos años, que los agentes del Área de Investigación Criminal tienen una larga lista de sospechosos por investigar.
Siempre armado y acompañado de sus hombre de más confianza, los investigadores de los Mossos no se descartan posibles represalias por estos hechos.
Una larga lista de enemigos
A Valentín o lo admirabas o lo odiabas. No hay término medio. Sobre él se sabe que, a pesar de no formar parte de ninguna de las familias de etnia gitana más conocidas del barrio de La Mina, una de sus hijas está casada con un miembro del clan de los portugueses. Sin embargo, también se conoce su enemistad con algunas de las familias con más poder del barrio, como es el caso de Los Manolos. Origen de esta rivalidad podría darse en los últimos “palos” de Moreno, que llevaba años dedicándose a robarle droga a otros narcotraficantes.
Se le vincula también con el grupo de hooligans ‘Casuals’, la facción más radical de los Boixos Nois. De hecho, el 9 de enero de 2009, Moreno también se vio implicado en una agresión de carácter racista que protagonizó el equipo del Bada Bing, que al parecer está integrado por personas pertenecientes a la facción ‘Casuals’, contra el equipo de Rosario Central. Por ello, Moreno y su hermano fueron condenados a seis años de cárcel.