¿Se imaginan que, después de toda la cuarentena, se animan a irse unos días de vacaciones a la playa y cuando llegan al destino todo ha sido una estafa? Lamentablemente no es el guion de una serie policiaca, sino un episodio real destapado recientemente por el Cuerpo Nacional de Policía (CNP).
Agentes de la Policía Nacional han detenido en Alicante a los cinco integrantes de una red de estafadores que operaba en toda España y que llegaron a obtener unos 250.000 euros con alquileres vacacionales falsos, con los que captaron a cerca de un centenar de víctimas. Todas ellas se percataban del entramado cuando llegaban, por fin, al ansiado destino y todo resultaba ser una estafa.
Los cinco detenidos están acusados de los delitos de integración en grupo criminal, estafa y usurpación de estado civil, y capturaban a sus víctimas mediante anuncios en webs de alquiler inmobiliarios, según explica la Policía Nacional.
Doblemente estafados
La banda adecuaba anuncios ya disponibles en internet con un «precio inferior a lo normal». De este modo, conseguían atraer a más víctimas, a las que «metían prisa» y ponían problemas a la hora de querer ver el piso que alquilaban, según detalla a EFE José Ignacio San Segundo López, miembro en la Unidad Central de Ciberdelincuencia de la Policía. La investigación ha logrado reunir más de un centenar de víctimas en todo el territorio.
Las víctimas eran «doblemente» estafadas, ya que, con los beneficios del cobro de cantidades en concepto de reserva, los detenidos daban de alta tarjetas bancarias prepago que solicitaban para suplantar las identidades de los perjudicados.
Los investigadores iniciaron las pesquisas ante la advertencia de una entidad financiera que observó un posible fraude con las tarjetas prepago, a la vez que los agentes constataron denuncias por toda España de ciudadanos que habían sido víctimas de fraudes con el alquiler de sus vacaciones.
Suplantaban la identidad de las víctimas
El grupo publicaba ofertas de arrendamiento de viviendas turísticas en páginas web especializadas, a precios muy atractivos y solicitaban a sus clientes una copia del DNI para cumplimentar un supuesto contrato de arrendamiento.
Los delincuentes empleaban esta documentación para contratar productos financieros, en concreto, tarjetas prepago, usurpando la identidad de las víctimas, disponiendo, así, de un medio donde recibir el dinero procedente de nuevas estafas, sin tener que hacer uso de sus verdaderos nombres.
Escogían tarjetas prepago para ingresar los fondos defraudados porque, de esta forma, evitaban la personación de los titulares, que sufrían una «doble victimización», derivada tanto del perjuicio patrimonial como del uso de la suplantación de su identidad.
250.000 euros estafados
Hasta el momento, los investigadores han acreditado documentalmente un beneficio aproximado de 250.000 euros y han detectado alrededor de 100 víctimas. No obstante, estiman que dicha cantidad puede aumentar debido a que se está examinando el material informático incautado.