Las movilizaciones de los funcionarios de las prisiones catalanas no cesan. El malestar generalizado por el aumento de las agresiones por parte de los reclusos y el sentimiento de desamparo y abandono que aseguran sentir ha desencadenado un oleaje de manifestaciones y protestas ante las distintas prisiones catalanas. Este jueves, un centenar de personas se han concentrado en frente de la puerta de acceso de Brians 2, impidiendo el traslado de varios presos y otros servicios ante el bloqueo ejercido por los manifestantes.
Durante dos horas los funcionarios de prisiones que se han reunido en Brians 2 han paralizado el habitual funcionamiento de la prisión. Su queja sigue siendo la misma que en la anteriores movilizaciones convocadas: recuperar la seguridad en el interior de los centros penitenciarios. Lema que han gritado hoy con más fuerza, en especial, tras el grave incidente que dejó herido e inconsciente a un trabajador de dicha prisión tras ser empujado por un interno.
La concentración, que ha sido convocada por varios sindicatos, se ha ido diluyendo sobre las 9.00horas de la mañana y los servicios de traslado suspendidos han podido reanudarse.
Hartos de sentirse abandonados
Las agresiones en prisión son una realidad. De hecho, se calcula que estos han aumentado un 21% respecto al año pasado. También han crecido las agresiones graves en grado de tentativa, pasando de las 123 en 2020 a las 148 (+20%) en el corriente año, a la vez que han incrementado el número de afectados (+48%) con un total de 184 trabajadores.
Ante esta situación, Alberto Gómez, portavoz de la Central Social Independiente y de Funcionarios (CSIF) de prisiones de Catalunya, arremete contra el Síndic de Greuges: “Hemos estado abandonados por esta institución, dicen defendernos pero no es así […]. Queremos que se respete nuestro trabajo, que se nos dote de una arma jurídica que a día de hoy no tenemos y es ser reconocidos como autoridad”.
Ser considerados agentes de la autoridad
Desde el sindicato insisten en la necesidad de ser considerados agentes de la autoridad para que las penas se agraven y los internos no se tomen a la ligera las agresiones a los funcionarios de prisiones. Recuerda, en este sentido, que “no somos los responsables de esta situación, somos los afectados, somos los débiles, somos los agredidos, somos los que tenemos que aceptar que no seamos considerados autoridad cuando nuestro trabajo lleva implícito el riesgo de ser agredidos”. El reconocimiento como agentes de la autoridad es el debate eterno que cuando parece culminar, cae nuevamente en saco roto, lamentan.