Los Mossos d’Esquadra detienen a un presunto violador múltiple en Sant Cugat

La Unidad Central de Agresiones Sexuales de los Mossos d'Esquadra, de reciente creación, ha logrado identificar y detener al agresor sexual | EFE
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El detenido, que tomaba medidas de seguridad extremas para ocultar su identidad, ha ingresado en prisión después de pasar a disposición judicial

No tenía imágenes del agresor, ni siquiera una descripción de la cara ofrecida por las víctimas. En las horas en las que se produjeron los asaltos, con poca presencia de gente en la calle, tampoco contaban con el testimonio de testigos. Sin embargo, la Unidad Central de Agresiones Sexuales (UCAS) de los Mossos d’Esquadra ha logrado desenmascarar su identidad. 

Hace dos semanas, el 21 de junio, los investigadores detuvieron a un presunto depredador sexual que actuaba en el Vallès Occidental. Este individuo tenía en jaque a la policía autonómica desde el pasado diciembre. Se trata de un hombre de 40 años y nacionalidad española al que se considera el presunto autor de cinco delitos de abusos sexuales, tres agresiones sexuales y un episodio de exhibicionismo en la vía pública. 

Medidas de seguridad para evitar ser identificado

Entre los distintos episodios, muy similares entre sí y sin resolver, los agentes de la UCAS identificaron algunos parámetros de coincidencia que les hacían pensar que podría tratarse del mismo individuo. Sin embargo, la investigación se complicó y se alargó en el tiempo por la falta de indicios. El agresor ponía muchas medidas de seguridad para evitar ser identificado o reconocido por las víctimas. No había ninguna cámara de seguridad que hubiera captado su imagen y las mujeres no habían visto su rostro. 

Sin embargo, los agentes descubrieron que actuaba siempre en una determinada zona y en la misma franja horaria: antes de comenzar su jornada laboral. Esta hipótesis estaba sustentada sobre la declaración de las mujeres, que aseguraron que el violador vestía ropa de trabajo y un llamativo chaleco en el momento de cometer las agresiones. A partir de ahí, la 'operación armilla' (chaleco en catalán) comenzó a estrechar el cerco hasta identificar como sospechoso a un vecino de Sant Cugat. Aunque el hombre declaró haber estado en otros lugares, la monitorización de su teléfono móvil lo delató al ubicarlo en las horas y lugares en los que se produjeron las agresiones denunciadas por estas ocho mujeres. 

La discreción de las víctimas facilitó que los investigadores pudiesen trabajar sin que trascendiera este operativo y que el hombre no sospechara que estaba siendo investigado. Finalmente, el lunes 21 de junio fue detenido y, tras pasar a disposición judicial, ha ingresado en prisión. 

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