Muy ingenioso pero nada efectivo. Un ciudadano colombiano procedente de Bogotá (Colombia) fue detenido en el aeropuerto Josep Tarradellas de Barcelona-El Prat cuando su desproporcionado peluquín y su nerviosismo no pasaron desapercibidos a los policías del puesto fronterizo.
El hombre llevaba, camuflados bajo su peluca, más de 500 gramos de cocaína, perfectamente empaquetados y adheridos a su cabeza y, sobre el postizo, un sombrero que tampoco ayudaba demasiado a despistar.
De entre todos los vuelos que llegan al aeropuerto, la policía fronteriza presta una atención especial a los que llaman “vuelos calientes”. Se trata de aviones procedentes mayoritariamente de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Brasil, donde suelen viajar los llamados “muleros”, que transportan droga en su equipaje, en el interior de su cuerpo o, como en este caso, adherido a él. Éste era uno de estos vuelos y el supuesto turista, una “mula”.
Tras detectarse el bulto y realizarse los controles habituales, la sustancia que contenía el paquete resultó ser cocaína, por lo que el individuo fue detenido por un presunto delito contra la salud pública y puesto a disposición judicial.