Nueve mujeres acusan a Plácido Domingo de acoso sexual

Plácido Domingo | placidodomingo.com
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La agencia Associated Press publica los testimonios de nueve mujeres que explican que el célebre tenor las presionó durante décadas para a entablar relaciones sexuales.

Ocho cantantes y una bailarina, todas relacionadas con el mundo de la ópera, han explicado a la agencia estadounidense Associated Press (AP) que durante tres décadas fueron acosadas sexualmente por Plácido Domingo en encuentros que se produjeron en lugares como la Ópera de Washington, la Ópera de Los Ángeles y otros famosos teatros.

Durante años, Domingo, uno de los hombres más célebres y poderosos de la ópera, ha tratado de presionar, al menos, a estas mujeres —jóvenes en los inicios de su carrera— para que entablasen relaciones sexuales, ofreciéndoles trabajos y, a veces, castigando a las mujeres profesionalmente cuando rechazaban sus proposiciones, según han asegurado varias de ellas a la agencia.

Los hechos se remontan a principios de los años ochenta y se extienden durante varias décadas, llegando a alargarse hasta en 30 años, si las sumamos a todas. "Es doloroso oír que he podido molestar a alguien", ha respondido el tenor, pese a calificar las acusaciones de "inexactas".

Un hombre de poder

Considerado como uno de los mejores cantantes de ópera de todos los tiempos, Domingo también es un director prolífico y director de la Ópera de Los Ángeles. El ganador múltiple del Grammy es una figura inmensamente respetada en su mundo, descrito por sus colegas como un hombre de prodigioso encanto y energía que trabaja incansablemente para promover su forma de arte.

A sus 78 años, es uno de los tenores más admirados de todos los tiempos y uno de los hombres más poderosos de la música clásica a nivel mundial. Comenzó su carrera hace cinco décadas. Ha interpretado más de 150 papeles en más de 4.000 actuaciones.

Su estatus lo posicionó desde bien joven en un puesto de poder y, valiéndose de su talento, aseguran varias de las mujeres, se aprovechó de ellas. Una de las mujeres ha explicado que Domingo le pasó la mano por la falda y otras tres dijeron que las forzaba a besos húmedos en la boca, en un vestidor, en una habitación de hotel, en una reunión, etc.

"Alguien que intenta sostener tu mano durante un almuerzo de negocios es extraño, o poner su mano sobre la rodilla es un poco extraño. Siempre te estaba tocando de alguna manera y siempre te besaba", aseguran.

Más denuncias

Además de estas nueve mujeres, de las que la agencia sólo da el nombre de la mezzo-soprano Patricia Wulf, otra media docena mujeres aseguraron a AP que las obvias proposiciones de Domingo las incomodaban, incluida una cantante que dijo que la invitó a salir varias veces después de contratarla para que cantara una serie de conciertos con él en el 1990.

Además, otras tres docenas de profesionales, desde músicos hasta tramoyistas, han contado a la agencia que fueron testigos del comportamiento sexual inapropiado de Domingo y de que perseguía a mujeres jóvenes impunemente.

Respuesta del tenor

Domingo no ha respondido a las preguntas de AP sobre estas graves acusaciones, pero ha emitido una declaración: "Las acusaciones de estas personas no identificadas que datan de hasta 30 años son profundamente preocupantes y, como se presentan, inexactas". Proseguía, en un comunicado, asegurando que creía “que todas mis interacciones y relaciones fueron siempre aceptadas y consentidas. La gente que me conoce o que ha trabajado conmigo sabe que no soy alguien que pueda hacer daño, ofender o avergonzar a alguien de manera intencionada".

“Sin embargo” —añade—, “reconozco que las reglas y estándares por los cuales somos, y debemos ser medidos hoy, son muy diferentes de lo que eran en el pasado. Tengo la suerte y el privilegio de haber tenido una carrera de más de 50 años en la ópera y me mantendré en los más altos estándares", concluye Domingo.

Siete de las nueve mujeres que lo acusan le han contado a AP que sienten que sus carreras se vieron negativamente afectadas después de rechazar las propuestas de Domingo, y algunas han explicado que los papeles que les prometió nunca llegaron a materializarse.

Patricia Wulf, una de las denunciantes

Solo la mezzo-soprano Patricia Wulf, que trabajó con Domingo en la Ópera de Washington, ha autorizado a AP a dar su nombre. Las demás exigieron anonimato, argumentando que aún trabajan en la industria y temían represalias o que temían ser humilladas o acosadas públicamente.

Las historias de las mujeres presentan patrones de comportamiento sorprendentemente similares, que incluyen a Domingo contactándolas constantemente, a menudo llamándolas repetidamente en su casa a altas horas de la noche, expresando interés por sus carreras e instándolas a que lo conocieran en privado, quedando para tomar una copa o a comer, en su apartamento, o en su hotel, con el pretexto de ofrecer asesoramiento profesional.

Ninguna de las mujeres ha podido presentar pruebas, como mensajes telefónicos, pero la agencia AP ha hablado con muchos colegas y amigos en quienes confiaban. Además, AP ha verificado, independientemente, que las mujeres trabajaban donde han dicho que trabajaban y que Domingo coincidió con ellas en esos teatros.

Muchas de estas mujeres relatan que sus compañeros de profesión les advirtieron de que nunca se quedaran a solas con Domingo, ni siquiera en un ascensor. "Hay una tradición oral de advertir a las mujeres sobre Plácido Domingo", aseguró una mezzo soprano que trabajó en la Ópera de Los Ángeles. El consejo era, según relataron muchas mujeres, "evitar la interacción con él a toda costa". Si las invitaba a comer, debían evitar el alcohol, y encontrarse siempre en un lugar público y a almorzar, nunca a cenar.

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