Hace unos meses, eltaquigrafo.com ya lo adelantaba: la Mina parecía haber retrocedido 30 años, reconvirtiéndose, de nuevo, en el punto negro de criminalidad y supermercado de la droga de Barcelona capital y buena parte del Área Metropolitana.
Esta información se ha visto reforzada con los últimos datos estadísticos: durante la primera mitad de 2019, los delitos en el barrio de la Mina (Sant Adrià de Besòs, Barcelona) se han disparado un 12% respecto al año anterior, sobre todo, por el aumento de la venta de heroína, que ha provocado el crecimiento de la actividad delictiva.
Por ello, Mossos d'Esquadra y el gobierno local de Sant Adrià de Besòs se reunieron esta semana, para abordar la situación que viven los vecinos e impulsar un plan de choque que se empezará a aplicar de inmediato para incrementar la presión policial. Fuentes policiales han asegurado a este medio que ante el repunte de venta de heroína y el malestar vecinal, su objetivo es acabar con el tráfico de drogas en este barrio fronterizo con la capital catalana.
Unidades fijas de antidisturbios
El encuentro, celebrado este martes, contó con la presencia de todos los concejales de Sant Adrià de Besòs y su alcalde, Joan Callau, con el comisario jefe de los Mossos d’Esquadra, Eduard Sallent, y con el director general de la policía catalana, Andreu Joan Martínez. Todas las partes decidieron implantar, de manera inmediata, un plan de choque con cinco puntos clave que incluyen un aumento exponencial de presencia policial en las calles de la Mina.
Entre las medidas propuestas, destacó el despliegue de dos unidades de la Brigada Móvil de los Mossos (BRIMO) de manera permanente a partir de este próximo fin de semana, para poder intervenir de manera inmediata ante posibles conflictos. Este despliegue policial se complementará con un aumento de los agentes de seguridad ciudadana.
El dotar al barrio de más presencia policial, explicaban las fuentes a este medio, tiene como objetivo “controlar los accesos a la zona –especialmente por las tardes y las noches– para poner freno al tráfico de heroína y, también, recuperar el espacio público”.
Controles de acceso
También se harán más controles en los accesos de la Mina para dificultar la entrada de los compradores. "La presencia, sobre todo, de venta de heroína está transformando la actividad delictiva en el barrio: ha hecho que comportamientos criminológicos que hacía tiempo que no veíamos hayan vuelto", explicó el comisario jefe de los Mossos, que enumeró el aumento tanto de hurtos como de robos con violencia, ataques a establecimientos comerciales para conseguir dinero y prostitución de toxicómanas.
Sallent añadió que "siempre ha habido droga en la Mina, pero ahora estos consumidores cometen los delitos en el mismo barrio para comprarse la droga. El que quiere la dosis busca el dinero allí mismo para comprarla”.
Del Raval a la Mina
Tras la macrooperación policial contra los narcopisos de octubre pasado en el centro de Barcelona y la reciente contra los “lateros”, muchos consumidores se han visto obligados a desplazarse para conseguir las substancias deseadas. De hecho, el alcalde de Sant Adrià advertía que “las operaciones antidroga no hacen desaparecer a los adictos, solo los desplazan, y esto es lo que ha pasado con las redadas que se hicieron en Barcelona el pasado otoño: han empujado a los consumidores a otros barrios, especialmente a la Mina”.
En este sentido, Sallent dio la razón al edil y confirmó que la inseguridad en la Mina se ha disparado después de la presión policial ejercida contra los narcopisos en el Raval donde, en los últimos meses, los policías autonómicos y la Guardia Urbana de Barcelona han cerrado decenas de estos puntos de venta de droga, donde también se la inyectaban los consumidores.
Recuperar el espacio público
"Este plan policial es un primer paso para recuperar el espacio público, pero hace falta más trabajo para abordar la pobreza estructural del barrio”, añadía Callau, quien ha subrayado la unión "de todas las formaciones políticas" para abordar este problema. Incluso muchos vecinos tienen miedo de salir a la calle a ciertas horas y los comerciantes de la zona cruzan los dedos, día tras día, para no sufrir ningún atraco en sus establecimientos.
Según fuentes de la policía catalana, estas medidas se mantendrán por un tiempo a la espera de ser evaluadas y para incorporar de nuevas, si fuese necesario.
Relación con los georgianos
Como ya adelantó este medio, la Mina ha acogido durante los últimos meses a un buen número de los atracadores georgianos que pululaban hasta hace poco por otros puntos de la ciudad. La banda de criminales, desarticulada hace unos meses tras robar en viviendas de Barcelona y el Área Metropolitana, se dirigían al barrio de la Mina e intercambiaban sus “recaudaciones” por buenas dosis de heroína.
Con todo, estas medidas llegan tras meses de desesperación vecinal. Los vecinos habían relatado a este medio su temor y cansancio por unas calles inseguras de sol a sol y sin patrullas vigilando los altercados que producían los intercambios de droga en el barrio.