Salome y su hijo mayor llegaron a España en 2008. Proceden de
Georgia pero, a diferencia de muchos de sus compatriotas —conocidos por sus
múltiples asaltos a domicilios de Barcelona y el Área Metropolitana‑, la joven
Salome venía a ganarse la vida legalmente, a darle un nuevo y mejor futuro a su
pequeño.
No fue hasta 2012 que conoció a David V., de quien se enamoró casi al instante. “El día que le vi por primera vez, me gustó mucho” recuerda Salome. Unos amigos en común los juntaron. Él también era georgiano, trabajaba en la obra, “era todo un manitas”, comenta la que fue pareja sentimental.
Pasaron juntos unos años maravillosos. David le confesó que antes de conocerla había tenido problemas con las drogas y algún que otro altercado con la policía, pero por ella lo dejó todo limpio. Era un nuevo David.
“En 2017 volvió a la droga”
Pero tiempos difíciles llamaron a su puerta. En 2017, David —que
nunca llegó a tener los papeles en orden— perdió su trabajo y volvió a caer en
el pozo de la heroína y la cocaína. Conoció a otra gente adicta como él y, con
el tiempo, se instaló en un piso okupa de la Mina (Sant Adrià de Besòs). Poco
después, los altercados con la policía por hurtos y pequeños robos con
violencia volvieron a la carga. Todo lo hacía por conseguir dinero y de este
modo poder “pillar”. Aun así, Salome nunca le dejó de lado.
En octubre de 2017, ambos tuvieron una hija en común, una pequeña nueva alegría. Salome pensó que la niña asentaría, de una vez por todas, a su pareja. Incluso, estaban pensando en hacerse pareja de hecho para que él pudiese formalizar sus papeles, ya que Salome lo tiene todo en orden.
Pero no hubo manera. Su adicción fue más fuerte que su deseo de cambiar y la situación fue empeorando. “Ya no vivíamos juntos, el iba, venia, lo detenían, lo dejaban en libertad…”, recuerda.
“Yo he vivido un infierno, pero le quería; era muy buena
persona y estaba convencida de que juntos podríamos haberlo superado, pero no
hemos tenido tiempo”, lamenta con mirada firme. Salome aceptó hacer una
entrevista con eltaquigrafo.com porque todo lo que envuelve la muerte de
David está lleno de interrogantes. Ella no acusa a nadie, solo quiere que la
policía, en este caso los Mossos, investiguen qué es lo que sucedió exactamente
y que hagan cuadrar las piezas de un puzle que, de momento, Salome encuentra un
sinsentido.
“Lo detuvieron el día de mi cumpleaños”
Su voz es consistente, no duda de su palabra y mantiene la
mirada al frente, apenas parpadea. Está convencida de lo que dice y lo dice con
el corazón encogido, pues apenas han pasado 10 días desde que falleció David.
Es una mujer muy valiente, eso se percibe a leguas.
Explica que el día 15 de agosto, fue su cumpleaños. “Me
enfadé un poco porque David no vino a verme, pero luego me llamaron de comisaria
que lo habían detenido y pensé mira, mejor, que esté unos días encerrado a ver
si se tranquiliza”. Ella le quería con todo su corazón, pasaron muy buenos
momentos, tienen una hija en común y su voluntad siempre fue ayudarlo, pero
reconoce que prefería que estuviese en el calabozo que pululando sin rumbo por
las calles de la Mina.
Al día siguiente, viernes, 16 de agosto, mientras tomaba algo
con unas amigas, recibió una llamada de un íntimo amigo de David. Éste le decía
que lo habían dejado en libertad, pero que no le cogía el teléfono, que probara
ella de llamarle, “porque a mí siempre me lo cogía”, recuerda sonriendo.
La sorpresa de Salome fue cuando llamó y en vez de su pareja
se puso al teléfono una enfermera del Hospital del Mar. David había caído de un
puente de 10 metros y sufría un traumatismo craneoencefálico muy grave. “Al
llegar al hospital, me dijeron que ellos no podían darme mucha información, que
la policía se pondría en contacto conmigo. Y a mí, nadie me llamó, tuve que ir
yo en persona a comisaria”.
“Volvía de Barcelona, de pillar más droga”
Salome volvió al hospital el sábado a primera hora de la
mañana. David seguía en estado grave y ella cogía su mano con fuerza por si así,
lo hacia despertar del coma. “Yo pensaba, si le aprieto fuerte seguro que me
responde, pero nada”. David V. falleció a las 18:50h del sábado, 17 de agosto,
un día después de la supuesta caída.
Salome, en shock, recogió todas sus pertenencias y se fue a casa. La Policía seguía sin llamarle. El domingo por la mañana, acompañada de unos amigos, se armó de valor y fue al piso okupa donde había estado viviendo David. “Es un piso de toxicómanos, daba miedo, yo solo fui a por las pertenencias de David y para saber si alguien sabía algo. Me encontré con algunos de sus compañeros, pero nadie sabía nada”.
Al salir del piso, se cruzó con el chico con el que habían
detenido a David el pasado día 15 y éste le confesó que al salir de comisaria
se separaron. David fue solo al Paral·lel de Barcelona a por más droga. Efectivamente,
David iba drogado en el momento de la caída y llevada dinero en efectivo.
Lo siguiente fue la caída. Salome respira hondo. Prosigue. “Al salir del piso, nos fuimos a la comisaría de Sant Adrià de Besòs, mi pareja se había caído de un puente, la trasladaron al Hospital del Mar, posteriormente, falleció, y a mi nadie me llama, así que decido ir yo a qué me expliquen qué ha pasado”.
“Y me dicen que se ha suicidado”
La sensación que tiene Salome es que, al tratarse de un
delincuente común, sin papeles y toxicómano, los Mossos no quieren abrir una
investigación porque justifican su muerte a que últimamente iba de mal en peor.
“Pero para mí no es justificable. Era drogadicto, sí, pero eso no justifica que
por su propia voluntad se tirase del puente”.
En comisaria, le dijeron que había sido un suicidio. “¿¡UN
SUICIDIO¡? No me creo que mi David se haya tirado él solo a conciencia. Puede
haber sido un accidente, una pelea, un tropezón… pero un suicidio no, eso si
que no. Él nunca lo hubiese hecho y menos ahora, que tenemos la niña”.
Esta certeza, este convencimiento, es lo que hace seguir
adelante a Salome. Ella exige que el caso no se cierre y que se abran unas
diligencias mínimas, se estudie el caso, ¿quién encontró a David en el suelo?
¿Por qué había más de una jeringuilla en el suelo de dónde ocurrió? ¿Nadie vio
nada? ¿Iba solo? ¿Iba acompañado? Salome tiene peguntas, muchas preguntas sin
resolver y el caso está a punto de cerrarse con una conclusión que no le parece
nada lógico. “David era muy buen chico, amigo de sus amigos, no tenía problemas
con nadie, era buena persona” recuerda.
“Si ha sido un accidente, que lo investiguen y me lo digan,
no es lo mismo vivir pensando que se ha suicidado a saber qué fue un accidente
o vete tú a saber, necesito conocer la verdad”, insiste la mujer.
“La camisa seguía ahí tirada”
Al salir de comisaria, nada convencida de las explicaciones de la policía, Salome y sus amigos se dirigieron al lugar de los hechos. El puente de la Renfe en la calle Carmen Amaya de la Mina. Un puente de unos 5-10 metros, al lado de la carretera. Una zona apartada.
“Al llegar… la camisa ensangrentada de David y el charco de
sangre seguían ahí, nadie se preocupó en limpiarlo y eso me sigue demostrando
la despreocupación de la policía; para ellos es uno menos”, lamenta. Salome
investigó la zona y sus dudas aumentaron. “No tenía ningún hueso roto, nada,
solo el traumatismo en la cabeza”. Iba drogado en el momento de la presunta
caída y, además, llevaba dinero en efectivo. De momento, han recibido la
autopsia provisional, restan a la espera de la definitiva.
La científica no había ido todavía al lugar de los hechos, se personaron casi una semana más tarde. Una tarde de la semana siguiente, recibió una llamada de los Mossos. “No se identificó, no me dijo su nombre, solo me dijo que era el investigador y que efectivamente había sido un suicidio, que el caso se iba a cerrar”.
Ahí, volvió a entrar en shock.
Ahora, Salome ha iniciado una odisea personal para
descubrir qué es lo que pasó. Solo reclama que se investigue su caso, “por que
no importa si era o no era consumidor, al final, lo realmente importante es que
era una persona, como tú o como yo”.