Lorenc Toska, el padre que a finales de 2020 secuestró a sus dos hijos, Kristian y Amantia Toska, de 11 y 10 años respectivamente, en Hamburgo (Alemania) y los trasladó a España, primero, y a Portugal, después, tendrá que ingresar de forma preventiva en un centro penitenciario.
Así lo ha decidido el Juzgado de Instrucción número 1 de Santa Cruz de Tenerife que ha decretado para el investigado, que se ha acogido a su derecho a no declarar, prisión provisional, comunicada y sin fianza por un delito de sustracción internacional de menores. Posteriormente, ha sido puesto a disposición del Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 2 de Santa Cruz de Tenerife donde tendrá que declarar como presunto autor de un delito de amenazas contra su exmujer y madre de los niños.
Nueve meses de secuestro
Lorenc Toska, de origen albanés, estaba separado de la madre de sus hijos desde 2013 y era ella quien tenía la custodia de los menores. Sin embargo, Lorenc aprovechó una visita para secuestrar a los dos niños a finales de 2020 en Hamburgo, donde residían con la madre.
La madre de los niños enseguida dio la voz de alarma y sugirió que, conociendo a su exmarido, probablemente se habría ocultado en Santa Cruz de Tenerife, su lugar predilecto desde el divorcio y al que viajaba con relativa asiduidad. No estaba equivocada. Tirando de este hilo, la mujer se desplazó hasta Tenerife y encontró varias pistas que ubicaban a los niños en la isla. Aunque fueron localizados por las autoridades españolas, que certificaron que los menores se encontraban en buenas condiciones, y el padre mostró su intención de entregar a los niños a la madre, dos días antes de que venciera el plazo de entrega desapareció con ellos. Fue entonces cuando la mujer recibió un inquietante mensaje: “Si vas a la policía te mataré a ti, a tu familia y a los niños", le advertía Toska.
Sin embargo, los investigadores descubrieron que había abandonado la isla en un avión con destino a Lisboa. Pocos días después, la policía portuguesa localizó a los dos hermanos en perfectas condiciones en Caldas da Rainha, un municipio portugués a unos 100 kilómetros de Lisboa donde permanecían retenidos por su padre, que fue inmediatamente detenido.
Afortunadamente esta historia ha acabado con un final feliz y la madre ya ha podido reencontrarse con los dos niños después de nueve angustiosos meses de agónica búsqueda.