Tras cerca de cuarenta horas ininterrumpidas de ‘rave’ ilegal en una nave abandonada en Llinars del Vallès (Barcelona), este sábado, los antidisturbios de los Mossos d’Esquadra han podido desalojar a las cerca de 500 personas que se encontraban ahí de fiesta desde el pasado jueves 31 al media tarde. Más de 40 horas de música, drogas y neones, vulnerando las limitaciones impuestas por las autoridades para evitar la propagación del coronavirus durante estas fiestas.
Finalmente, a las 12 horas de este sábado, una excavadora ha retirado las piedras que los asistentes a la fiesta ilegal habían colocado a la entrada del edificio, franqueando, de este modo, el acceso a la policía. Agentes antidisturbios de los Mossos, que aguardaban desde varias horas antes en un solar cercano a la nave, han tomado posiciones en el interior de la nave y ha empezado el desalojo. Los dos presuntos organizadores han quedado detenidos.
Se investigan a otras cinco personas
Tras una reunión celebrada este sábado a las 10.00 horas, los Mossos han enviado finalmente 500 policías y han tomado el control del recinto a las doce del mediodía de este sábado. En el interior les esperaban varios centenares de personas que seguían de fiesta.
La tromba policial ha provocado algún instante de tensión al inicio, pero nadie ha opuesto demasiada resistencia. Todos han sido identificados y multados. Según los Mossos, dos de los organizadores han sido detenidos (un hombre de nacionalidad española y una mujer holandesa) al confirmarse que son dueños de equipos de sonido y otros cinco serán investigados por impulsar el evento o desobedecer gravemente a los agentes. Los dos detenidos han sido acusados de desobediencia a la autoridad y pendientes de si se les atribuye desde la Fiscalía otro delito contra la salud pública. Se les ha levantado acta por una infracción muy grave, con posibilidad de sanción de hasta 600.000 euros, y pasarán a disposición judicial.
Varios avisos policiales antes del desalojo
Según fuentes policiales se había optado por no desalojar hasta este sábado para evitar incidentes graves. Esa inacción a lo largo de más de un día y medio, en plena pandemia, ha abierto un nuevo enfrentamiento en el seno del Gobierno catalán. La fiesta fue denunciada por los vecinos de la zona sobre las 21 horas del pasado jueves y, según estos mismos vecinos, sus participantes querían alargarla hasta el 4 de enero. Desde que se supo del encuentro, los agentes enviaron varios avisos a los ahí presentes, lo que provocó ya una primera disminución de los asistentes.
El vicepresidente de la Generalitat con funciones de presidente, Pere Aragonès, ha apuntado en Twitter que se "revisarán" con Interior "cómo se han desarrollado los hechos" para "evitar que vuelva a pasar una situación de estas características y las actuaciones sean más rápidas". Por otro lado, el director de los Mossos, Pere Ferrer, ha afirmado que el dispositivo era complejo y era imposible de realizar "sin la coordinación con Salud" debido a la pandemia. Sin embargo, fuentes de este Departamento han explicado que la consejera Alba Vergés habló ayer con el titular de Interior y que la petición fue clara: que se pusiera fin a la fiesta, se identificara a los participantes y se impusieran las sanciones correspondientes.