“¡Pastillas caras! ¡Yo de esto a tope!” “Esto es un cóctel de los buenos, papá. Esto es para que la gente la goce”. Así empieza uno de los dos vídeos que un grupo de cinco internos del centro Penitenciario de Monterroso (Lugo) grabó mientras consumían una mezcla casera de pastillas prescritas por el médico de prisión y bebida energética en el interior del módulo de ocio.
No solo no está permitido, como es evidente, mezclar las pastillas médicas como si de MDMA se tratase solo con el mero objetivo de pillar un colocón de espanto; sino que poseer un dispositivo móvil dentro de prisión, con el que estaban grabando la tremenda escena, está tajantemente prohibido.
Unos tomando, los otros tatuando
Pero, por si fuese poco, entre los objetos prohibidos dentro de un centro penitenciario, otro grupo de internos cercano a los primero también poseía entre sus reliquias una máquina de tatuar: protagonista de un segundo video que se ha viralizado en redes, en el que se observa a varios presos tatuándose mutuamente.
Instituciones Penitenciarias ya está investigando ambos vídeos, en los que, además de drogarse y tatuarse, también se mofan de los funcionarios. Según las últimas informaciones siete presos (los cinco que protagonizaron el vídeo tomando pastillas y dos del otro) ya han sido expedientados: uno de los internos ha sido aislado y al resto se les han aplicado medidas que implican limitaciones en su vida ordinaria en la cárcel en espera de que se resuelva el expediente, que implicará las sanciones que correspondan.
¿Dónde estaban los vigilantes?
Prisiones intenta aclarar si los presos no tenían vigilancia en el momento en el que se grabaron las imágenes, tal y como explica uno de ellos en los vídeos, mientras otro afila un objeto y un tercero hace un tatuaje en la espalda a un compañero con la máquina ahora requisada.
