El pasado martes, 28 de septiembre, una mujer irrumpió en las dependencias de la Guardia Civil de Santander solicitando ayuda desesperadamente. Estaba muy nerviosa, desorientada y presentaba heridas en la cara. Ante los agentes del instituto armado, explicó que había permanecido retenida en contra de su voluntad en una vivienda que no sabía ubicar y que había sido víctima de agresiones físicas y sexuales por parte de un hombre. Después de dos días encerrada en el domicilio del presunto agresor, consiguió huir y ese cuartel de la Guardia Civil fue la primera dependencia policial que encontró en su camino.
Al escuchar el relato de la víctima, especialistas del Equipo de la Mujer y el Menor (EMUME) de la Guardia Civil le prestaron una primera atención y decidieron trasladarla al Hospital Marqués de Valdecilla para que se le hiciera un reconocimiento médico, ante la posibilidad de que pudiera haber sido víctima de una agresión sexual.
La amenazó con una pistola
Las primeras pesquisas llevaron a los agentes a descubrir que la mujer y su presunto agresor se habían conocido a través de un tercero. Ambos decidieron quedar y ella accedió a ir a la vivienda de él, donde convivieron con normalidad durante dos días.
Sin embargo, la noche del lunes 27 de septiembre todo cambió. El hombre consumió droga y, cuando se terminó, adoptó una actitud muy violenta hacia la mujer. En concreto, la arrastró por los pelos, la golpeó con varios objetos de la vivienda, la agredió sexualmente, le produjo cortes en la cara con un machete e, incluso, llegó a amenazarla de muerte con una pistola que le introdujo en la boca. Este comportamiento extremadamente agresivo continuó hasta el día 28 de septiembre por la tarde cuando la mujer, presa del pánico, pudo escapar.
Un posible caso de trata
Con los escasos datos que la mujer pudo aportar sobre la localización del domicilio del presunto autor de estos hechos de extrema gravedad, la Guardia Civil logró ubicar la vivienda en la zona de Peñacastillo-Santander. El presunto autor, un vecino de la ciudad de 45 años, fue detenido el 29 de septiembre en la misma casa en la que presuntamente se produjo la salvaje agresión y, voluntariamente, entregó el machete con el que le infligió los cortes a la víctima. Además, durante el registro de su vivienda, la Benemérita recuperó un palo, una cuchara de madera y un cinturón, manchados de sangre, con los que habría golpeado a la víctima. También se incautaron armas blancas, un hacha y una pistola con dos cartuchos en el cargador. Después de pasar a disposición judicial, el Juzgado de Instrucción número 2 de Santander ha ordenado su ingreso en prisión.
La Guardia Civil no descarta que detrás de la brutal agresión a esta mujer hubiera una intención de trata de seres humanos con fines de explotación sexual ya que, durante la investigación se recabaron varios indicios que apuntan a que el detenido habría amenazado a la víctima con ejercer la prostitución de manera forzada para mantenerlo económicamente.