A las 15:00 horas de la tarde del pasado viernes, 16 de
agosto, una pareja de los Mossos d’Esquadra encontró a un joven, de
nacionalidad georgiana, gravemente herido bajo un puente de la calle Carmen Amaya,
del barrio de la Mina, en Sant Adrià de Besòs (Barcelona).
A pesar de los esfuerzos del Sistema de Emergencias Médicas (SEM) por salvarle la vida el joven herido, éste fallecía en un centro hospitalario minutos más tarde. Los hechos ocurrieron tan solo 5 días después del apuñalamiento mortal de un compatriota suyo a escasos 400 metros del lugar donde apareció este joven herido.
Existen algunas lagunas
Fuentes próximas al juzgado de guardia de Badalona han señalado
que, en principio, los Mossos se inclinan por pensar que se trata de un
suicidio, pero la investigación está abierta, ya que existen diversas lagunas
que hacen sospechar a los investigadores que podría tratarse de una muerte
violenta.
En primer lugar, el puente, de 5m de altura, desde donde se supone que se tiró el joven, es un puente vallado y de difícil acceso, como recoge la policía en su atestado. En segundo lugar, la víctima había sido detenida sólo 24 horas antes por un robo con fuerza cometido en la misma población de Sant Adrià de Besòs. Este hecho, hace suponer a los investigadores que nos encontramos ante la presencia de un joven ladrón en activo y que, según sus amigos y conocidos, no presentaba indicio alguno que hiciera pensar que la victima tenía intención de suicidarse.
Adicto a las drogas
Eltaquigrafo.com ha podido confirmar que este joven, de nombre David, era
consumidor habitual de drogas y, según fuentes próximas a su familia, “efectivamente,
trapicheaba con asuntos turbios con los gitanos”, en referencia a los clanes
autóctonos que se dedican a la venta al detalle de sustancias estupefacientes
en dicho municipio.
Como ya adelantó este medio a lo largo de la semana pasada, diversos grupos de ciudadanos de etnia gitana se dedicaron a dar batidas por el barrio para apalear a cuantos jóvenes georgianos encontrasen, ante la sospecha de que algunos de ellos podrían ser colaboradores de la policía. Como se sabe, decenas de ciudadanos de ese país residen o frecuentan este barrio de Sant Adrià de Besòs para adquirir drogas y para colocar en el mercado negro la mercancía que muchos de ellos obtienen en los robos que perpetran.