Este viernes se cumplen cuatro años de aquel 1 de octubre de 2017 que marcó la historia del independentismo catalán y de las relaciones entre España y Catalunya. Hace hoy cuatro años, los colegios electorales se abrieron, contra todo pronóstico, para celebrar un referéndum independentista organizado de manera unilateral y que fue suspendido por el Tribunal Constitucional. Además de dejar sin efecto la polémica votación por considerarla ilegal, en los colegios electorales improvisados se vivieron momentos de tensión tras la irrupción de las fuerzas de seguridad, que cargaron con extrema violencia.
Pocos días después, el 10 de octubre, en un ambiente de crispación generalizado, el entonces president de la Generalitat, Carles Puigdemont, declaró unilateralmente la independencia de Catalunya. No obstante, entre la proclamación de la República Catalana y la suspensión de la independencia por parte del propio Puigdemont pasaron apenas ocho segundos. Este breve periodo de tiempo fue suficiente como para que desde el Gobierno Central se activara el artículo 155 de la Constitución y se considerara que quienes habían organizado tal votación habían incurrido en un delito de rebelión y sedición.
Esos ocho segundos marcaron el inicio de una profunda fractura en las relaciones entre España y Catalunya, que acabaron de romperse con el exilio (para unos, para otros la huida) de varios líderes independentistas, entre ellos el propio Carles Puigdemont, y con el encarcelamiento de nueve de los pesos pesados del separatismo. Después de cuatro años en los que se ha celebrado uno de los procedimientos judiciales más relevantes de la historia, el bautizado como “juicio del procés”, que terminó con la imposición de duras penas de cárcel para los líderes del independentismo, el diálogo entre Gobierno Central y Generalitat, así como la aprobación de un indulto, han ayudado a calmar las aguas.
No obstante, cuando se cumplen cuatro años de aquel día de fatales consecuencias para ambas partes, Carles Puigdemont vuelve a estar en el ojo del huracán tras su detención hace unos días en Cerdeña. El juez del Tribunal Supremo, Pablo Llarena, no perdona y ha vuelto a solicitar a sus homólogos italianos la entrega inmediata del expresident para ser juzgado en España por lo que sucedió aquellos días. De ser así, con su extradición rematarían los cuatro años de fuga del que algunos todavía consideran el presidente legítimo de Catalunya. Y esto supondría, como es de esperar, un retorno a la casilla de salida en la encarnizada pugna entre el Gobierno Central y el sector separatista.