Diez disparos perturbaron este martes la tranquilidad de una noche cálida de septiembre en el barrio de La Mina de Sant Adrià de Besòs. Varios gritos acompañaron el eco de los tiros. Segundos después: silencio absoluto. Hasta el bullicio propio de una gran ciudad pareció enmudecerse. Los pasos apresurados de los autores de los disparos se desvanecieron y el único herido leve quedó rendido en el suelo. La violencia volvía a acechar las calles del barrio.
Un ajuste de cuentas por cuestiones de droga es lo que pasó por la cabeza de la mayoría de los vecinos residentes entre las calles Mart y Venus, donde se registraron los hechos. Sin embargo, fuentes de La Mina han confirmado a eltaquigrafo.com que hace años que los clanes de etnia gitana del barrio dejaron de protagonizar este tipo de escenas por cuestiones relacionadas con la droga. “Estos temas se solucionan dialogando” asegura de forma anónima una persona cercana a Los Saladitos, familia protagonista del tiroteo. Esta vez, relatan, el motivo por el cual se procedió a una vendetta indiscriminada en plena vía pública tuvo que ver con “los códigos inviolables” de estas familias: el honor. Algo que va por encima de todo, incluso, de los negocios.
La droga se dialoga, el honor, no
Un grupo de intrusos, procedentes de los clanes de la droga en la zona de Málaga, nuevos en el barrio, tuvieron la idea de amedrentar, insultar y agredir a un joven discapacitado del clan de Los Saladitos, uno de los históricos de La Mina. Rápidamente, el afectado alertó a sus familiares de que unos desconocidos lo habían insultado, llegando a “cagarse en todos sus muertos”. Los tíos de la víctima, llenos de ira (el honor de la familia no se toca), salieron a la calle a por los autores de dicho insulto. Al encontrarlos, sin pensárselo dos veces, cargaron contra ellos. Diez tiros fueron su respuesta a la agresión previa. Los problemas por la venta y distribución de la droga se dialogan, la vulneración del honor familiar, no.
Los Saladitos son uno de los clanes históricos del barrio. Respetados por el resto de las familias de La Mina. Las mismas fuentes aseguran que el patriarca es el primero que accede a dialogar cuando hay problemas. Sin embargo, no en esta ocasión. Algunos de los autores del tiroteo han huido de Sant Adrià de Besòs, otros permanecen encerrados en sus casas. Se niegan a irse. Unos intrusos han vulnerado uno de sus códigos más sagrado y no contemplan la idea de tener que abandonar su casa tras el incidente.
Investigación policial
Aunque varios medios han señalado un presunto ajuste de cuentas por temas relacionados con la marihuana, lo cierto es que los Mossos todavía no han podido confirmar nada y la investigación policial sigue en marcha. El único herido leve fue trasladado al Hospital del Mar al recibir un impacto de bala en el brazo.