Un "jubilado" detenido por conseguir armas a los narcos

La Guardia Civil ha intervenido 160 armas, algunas de guerra | Guardia Civil
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También han sido detenidos un compatriota de ideología nazi y un ciudadano británico que actuaba como intermediario entre los traficantes de armas de guerra y los narcotraficantes de la Costa del Sol

La Guardia Civil ha detenido en Málaga a tres individuos como presuntos autores de un delito de tráfico de armas. Los arrestados se encargaban de suministrar las armas de guerra, que adquirían en países de Europa del Este, a los narcotraficantes de la Costa del Sol y del Campo de Gibraltar.

En una nave de Alhaurín el Grande (Málaga), utilizada como taller improvisado, los agentes han intervenido 160 armas (121 armas cortas, 22 fusiles y 8 subfusiles entre otras) 9.967 cartuchos de diversos calibres, 273 cargadores y una granada. 

Fue el recrudecimiento de la violencia entre los narcos de la zona desde finales de 2018 lo que puso en alerta a la Jefatura de Información de la Guardia Civil, que inició la 'Operación Nongreta', que ha culminado con la detención de los tres individuos. La presencia de las armas de guerra, cada vez más habituales en los robos de droga, la defensa de las guarderías de estupefacientes, las vendettas entre bandas rivales y, sobre todo, el uso de AK-47 en varios crímenes de la Costa del Sol, alarmó a los agentes.

Las pistas llevaron a los investigadores hasta un alemán septuagenario. El anciano, que había pasado inadvertido hasta ese momento, se hacía pasar por un jubilado que, como tantos otros, había elegido la Costa del Sol para retirarse. Sin embargo, nada más lejos de la realidad, este individuo resultó ser un viejo conocido de la Policía Criminal Alemana que puso sobre aviso a los investigadores españoles sobre su estancia en prisión por manipulación de armas y sobre una orden de arresto pendiente. El delito que se le atribuye en su Alemania natal es precisamente el de tráfico de armas tras haberse hallado en su domicilio un arsenal de armamento escondido bajo tierra, hecho por el que su pareja se encuentra en la cárcel. 

Tras este descubrimiento, la Guardia Civil comprobó que el alemán no actuaba solo sino que contaba con el apoyo de un compatriota de ideología neonazi. El joven había destinado una zona del taller de armas a montar un museo de simbología nazi en el que podían observarse medallas, banderas, cuadros y un busto de Hitler, entre otros objetos.

El intermediario entre los dos alemanes y los narcotraficantes resultó ser un británico, con antecedentes por tráfico de drogas, que operaba con diversas identidades gracias a la falsificación de documentos. El hombre, que ocultaba las armas en dobles fondos de vehículos de alta gama para su transporte y entrega a los narcos, guardaba en su domicilio una pistola y 1.200 cartuchos que también han sido incautados por los agentes. 

A los tres arrestados se les imputan los delitos de integración en grupo criminal, tráfico y depósito de armas, tráfico de municiones, tráfico de drogas y falsedad documental.

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