Catalunya se esfuerza en recuperar la vida nocturna. En un intento por reflotar el negocio de los locales de ocio, que desde hace un año permanecen al filo de la bancarrota, Sitges ha anunciado un plan de reapertura para los emblemáticos establecimientos del centro histórico de la ciudad. El lugar elegido ha sido la mítica Calle del Primer de Maig, conocida popularmente con el nombre de “la Calle del Pecado o Carrer del Pecat” que, en contra de lo que se podría pensar, no hace referencia a los pubs de ambiente gay tan numerosos en esta zona, si no a que, en pleno tardofranquismo, el pintor Miquel Utrillo y el propietario de un local, Antonio Morató, fueron reprendidos por los guardias municipales por cantar en esta vía pública. Ante esta represión, ellos respondieron con un canto a la libertad: «¡Pero qué pecado estamos haciendo, si sólo nos estamos divirtiendo!».
El Carrer del Pecat, exento desde hace meses de la diversión que le dio nombre, volverá a cobrar vida en las próximas semanas. Se trata de una prueba inédita en la Europa pandémica que pretende llenar cinco locales de ocio nocturno con 440 personas, más allá del toque de queda, bajo un plan de control sanitario y epidemiológico estricto. El plan, que ya está listo para implementarse, ha sido desarrollado con la colaboración de la Asociación de Bares de la Carrer del Pecat, el Gremio de Hostelería, el Ayuntamiento de Sitges, la Federación Catalana de Locales de Ocio Nocturno (Fecalon) y Pimec. Ahora solo falta la aprobación definitiva del Departamento de Salud.
El concierto de Love of Lesbian como referente
Los empresarios del ocio nocturno de Sitges esperan que desde Salud den luz verde a este plan tras la prueba realizada el fin de semana pasado con el concierto de Love of Lesbian que reunió a 5.000 asistentes en el interior del Palau Sant Jordi sin que, a priori, haya tenido un efecto negativo sobre la incidencia del virus en Catalunya. Aunque la fecha para la implementación del proyecto todavía no está confirmada, se espera que llegue entre el 10 y 17 de abril. De aprobarse, se trataría de un nuevo paso hacia la libertad, hacia el retorno de eventos multitudinarios y hacia la recuperación del sector hostelero.