Pujan Koirala no hacía ni tres meses que había llegado a Barcelona, no conocía la ciudad, no tenia ni amigos ni familia. Había llegado a la capital catalana procedente de Alemania y aquí trabajaba como ilegal, haciendo sustituciones clandestinas a otros riders (repartidores), empleados de la empresa Glovo.
El joven, de tan solo 23 años, murió el pasado fin de semana arrollado por un camión de la limpieza entre las calles Balmes y Gran Vía de Barcelona. Murió mientras repartía comida a domicilio para la mencionada empresa, aunque no tenía cuenta para trabajar en ella. Koirala no estaba dado de alta de autónomo, puesto que no tenía ni permiso de residencia. El chico estaba haciendo una sustitución clandestina; una práctica habitual dadas las vicisitudes del ‘sistema’. Estaba haciendo un reparto por el que le iban a pagar como máximo 5 euros.
Hacer malabares para cumplir
En Barcelona cerca de 2.000 riders se juegan la vida a diario. Entrar en la rueda es sencillo: solo tienes que acreditar ser mayor de edad, tener un Smartphone, ser autónomo y poseer una bici o una moto. Si se cumplen estos requisitos, la persona puede abrir una cuenta en Glovo y empezar a repartir. De este modo, es como los repartidores se convierten en ‘emprendedores’. Es el eufemismo con el que la empresa cataloga a estos trabajadores precarios.
A los riders se les asigna, mediante una aplicación móvil, una serie de horas de trabajo. Pero, a pesar de las ínfimas condiciones laborales, la disponibilidad del rider tiene que ser absoluta. Se tienen que cubrir todas las horas que se les asignan desde la aplicación, llegando a una situación de disponibilidad 24/7. De lo contrario, el sistema penaliza: “Entiende que no has cumplido el pedido y te puntúa como un mal repartidor. La consecuencia es que no te vuelve a asignar más viajes en varios días. Eso es la ruina para los trabajadores”, resumía Mario di Palma, portavoz de la Asociación Autónoma de Riders.
Este sistema fomenta las sustituciones clandestinas y el compartir una cuenta entre varios trabajadores para que esté el máximo de tiempo trabajando y así, aunque sea entre dos repartidores, poder ganar más dinero.
El problema son las condiciones en las que se ven obligados a trabajar los “sustitutos”, sin ninguna garantía laboral. Es por ello, y ante las exigencias de Glovo, que los autónomos que sí que trabajan para ella consideran la muerte de Pujan Koirala como un accidente laboral (a pesar de no ser oficialmente un trabajador).
Los sindicatos de Riders exigen mejores condiciones
Di Palma asegura que las condiciones precarias a las que se exponen los autónomos de Glovo ha propiciado la aparición de estos falsos autónomos. “En el mejor de los casos un repartidor está dado de alta como trabajador autónomo. Hay personas sin papeles que no pueden trabajar, pero necesitan comer y alquilan, por horas, la cuenta de otro repartidor”, explica.
Por otro lado, repartidores de la asociación Riders por Derechos opinan que “trabajar dentro de la legalidad en cualquiera de estas plataformas es complicado. Eres falso autónomo. Debes añadirle una póliza de seguro privado que cubra accidentes laborales por si no puedes trabajar y un tanto fijo de gestoría para, por lo menos, hacer las declaraciones trimestrales del IVA. Después, la empresa te tiene en sus manos con su política de repartos”.
La abogada especializada en Derechos Humanos, Núria González, ha explicado a este medio que estas empresas “tienen totalmente explotados a sus trabajadores, obligándolos a estar disponibles las 24h del día, los 7 días de la semana, en condiciones laborales pésimas”. González asegura que muchos de los trabajadores se ven obligados a alquilar su cuenta incluso para poder descansar o ir al médico.
La muerte de Koirala destapa la ira
Tras el fallecimiento del joven nepalí, trabajadores de Glovo se han manifestado ante la sede la de empresa en Barcelona, exigiendo mejoras en las condiciones laborales y en cuanto a la seguridad a la hora de repartir los pedidos.
Ante estos disturbios, en los que se quemaron mochilas de la empresa y se intentó entrar en el interior de la sede, Glovo ha anunciado que “a pesar de no ser un repartidor de la compañía, asumirán todos los gastos que hubiera cubierto el seguro privado con el que cuentan los repartidores de la plataforma".
El portavoz de Riders por Derechos Dani Gutiérrez considera que la empresa debería trabajar para prevenir los riesgos laborales, por ejemplo: con chalecos reflectantes, pagar las bajas y los seguros médicos. "Llevábamos tiempo diciendo que pasaría. No se entiende que una empresa de miles de repartidores dedique cero euros a prevención de riesgos laborales, cursos de formación en seguridad vial e indumentaria de seguridad", indicó y añadió que los repartidores tienen que ir al límite para ganarse la vida. El sindicato Riders presentó una denuncia en Inspección de Trabajo por este siniestro mortal.
En este sentido, los sindicatos UGT y CCOO de Catalunya han instado a la Inspección de Trabajo a investigar la muerte del repartidor, que consideran "un accidente laboral", y han pedido que se depuren responsabilidades.