El sábado por la tarde, una pareja de agentes de la Policía Municipal de Madrid se encontró a una mujer inconsciente en la confluencia de la calle de la Paz y la calle Bolsa, a escasos metros de la conocida plaza de Jacinto Benavente.
La mujer, de 39 años, presentaba un fuerte golpe en la cabeza y, aunque continuaba con vida, sus constantes vitales eran muy débiles. Hasta el lugar se desplazó una ambulancia y los efectivos del SAMUR consiguieron estabilizarla para trasladarla hasta el Hospital Clínico, donde ingresó en estado muy grave.
Mientras tanto, los agentes de la Policía Municipal comenzaron a interrogar a los testigos para esclarecer las circunstancias de estos hechos. Algunos vecinos y transeúntes que presenciaron la escena relataron a los agentes que una mujer, que se escondía en unas escaleras situadas a pocos metros de donde se encontraba tendida la víctima, instantes antes le había propinado un fuerte puñetazo en la cara que la había derribado. Los agentes la descubrieron escondida y visiblemente compungida. Sin embargo, dada la gravedad de los hechos, procedieron a su detención.
Alega que la víctima la golpeó primero
Poco después de arrestar a la presunta autora, la víctima del puñetazo falleció en el Hospital Clínico, donde permanecía ingresada a causa de un traumatismo craneoencefálico severo. Cuando la presunta agresora se enteró de los cargos que se le imputaban, ahora por homicidio imprudente, confesó ante los agentes que le dio un puñetazo, “mosqueada”, después de que su amiga le hubiera propinado una patada en la espalda. Al darle el golpe en la cara, la mujer perdió el equilibrio y cayó al suelo, golpeándose la cabeza contra el pavimento. Pero explicó, entre sollozos, que su intención en ningún momento fue matarla.