Frabrizio Joao Silva Ribeiro, uno de los presos más peligrosos en cárceles
españolas y conocido como Hannibal Lecter, ha sido hallado muerto en su
celda de la cárcel de A Lama (Pontevedra), según informaron este miércoles fuentes
penitenciarias. Con un historial delictivo estremecedor, Silva acumulaba varias
penas por asesinato, violación e intento de asesinato a compañeros de prisión y
funcionarios.
Dada
su peligrosidad, este interno, natural de Guinea Bissau, estaba sólo en
una galería, donde únicamente él ocupaba una de las celdas y en aislamiento.
Silva pasaba 22 horas al día en su celda de doble puerta y diez metros
cuadrados y cuando salía de ella, lo hacía esposado.
Condenado por asesinar a su mujer y por matar dentro de la cárcel a patadas a otro preso, Silva tenía pendiente una causa por una brutal agresión a funcionarios en la prisión de Puerto III, en El Puerto de Santa María (Cádiz). Las imágenes de este último suceso fueron difundidas por algunas cadenas de televisión y se podía apreciaban la agresividad del interno.
Silva pasó por diferentes prisiones, como se hace habitualmente con este tipo de presos peligrosos debido a los incidentes que protagonizan, y desde enero estaba ingresado en A Lama.
Huelga de hambre
No
hace mucho remitió una carta a la dirección de la cárcel para advertir que
desobedecería a los funcionarios y, hace ocho días, comenzó una huelga de
hambre que este miércoles había abandonado. Las fuentes han precisado que Silva estuvo
controlado por los servicios médicos, que no detectaron ningún
problema de salud, y al encontrar su cuerpo, su peso reflejó 107 kilos.
A falta de la autopsia, no se ha observado ningún indicio de posible suicidio. El preso ha aparecido muerto en el baño de la celda, en el suelo y con una herida en la cara, al parecer, debido al golpe que se dio al caer. Hasta 2047 no hubiera salido de la cárcel.
Sádico y violento
Su
aspecto físico, 1,80 cm y 120 kilos, imponía respeto y su historial delictivo
estremecía. En 2004 entró en prisión con una pena de 22 años por matar a su
novia en Bilbao, asestándole 25 puñaladas y, después, violarla.
Diez
años más tarde, en la cárcel de Córdoba, acabó con la vida de otro
preso en un baño, por lo que sumó otros 18 años de condena. Tras este
suceso, fue trasladado a la prisión gaditana Puerto III, donde trató de
asesinar a cinco funcionarios durante un registro de su celda; fue entonces
cuando lo llevaron hasta el centro penitenciario gallego.
Silva
estaba calificado como preso de primer grado, el régimen más
restrictivo del sistema penitenciario español. Por su condición violenta, sólo
podía salir al patio sin compañía y tenía casi completamente restringida la
comunicación con terceras personas.