Según las informaciones de las que dispone este medio, el pasado miércoles, durante la segunda jornada de protestas por la liberación del rapero Pablo Hasél, un grupo de manifestantes tendió una emboscada a los Mossos que se encontraban desplegados en el centro de Barcelona realizando tareas de orden público.
El suceso tuvo lugar cuando un furgón de los Mossos d’Esquadra se dirigió a la Plaça Urquinaona para repeler los disturbios y las barricadas levantadas por los manifestantes más violentos en uno de los laterales de la plaza. Un grupo de Mossos se bajó del furgón mientras que otros compañeros se quedaron en el interior del vehículo. En ese momento, un grupo de antisistema bloqueó la lechera con un contenedor mientras que dos individuos ataviados con cascos de moto rompieron los retrovisores del vehículo. Un tercer individuo trepó por el morro de la furgoneta hasta desenganchar, con gran habilidad, la reja que protege la luna delantera. Otro de los manifestantes aprovechó entonces para romper el parabrisas mientras los demás colocaban papeles impregnados con un líquido inflamable. Al ver que las llamas no se propagaban, uno de los violentos abrió la puerta del conductor.
La intención de los jóvenes, según apuntan fuentes cercanas a los Mossos d'Esquadra, era la de incendiar la furgoneta con los agentes en el interior. Aunque el fuego no se propagó, este suceso muestra el nivel de violencia y peligrosidad de algunos de los jóvenes que destrozan el centro de la Ciudad Condal.
Perfecta organización dentro del caos
A pesar del caos en el que lleva sumida la ciudad desde hace ya cuatro noches, este medio ha podido apreciar un alto nivel de organización entre los alborotadores. Los jóvenes parecen tener un rol asignado: unos hacen señales desde lugares elevados; a continuación otros arrastran los contenedores y todo tipo de material urbano que encuentran a su paso y los rocían con un líquido inflamable que llevan almacenado en pequeñas botellas y otros desenvuelven labores de vigilancia alertando de la presencia de patrullas.
Fuentes policiales han confirmado a eltaquigrafo.com que los alborotadores, tanto los hostigadores como los detenidos, son personas muy jóvenes, de entre 18 y 25 años, muy violentos y con roles perfectamente diferenciados. Algunos de ellos cuentan, además, con antecedentes por desórdenes públicos.
Los organizadores señalan al “enemigo”
Desde la plataforma Llibertat Pablo Hasél se recuerda que el objetivo del odio son: la Generalitat de Catalunya, el Govern, los jueces y los cuerpos policiales a los que se refieren como “el enemigo”. Sin embargo, en las dos últimas noches, algunos de los manifestantes han hecho extensible esta premisa hacia los periodistas que cubren las marchas y hacia los vecinos de las zonas más afectadas por los disturbios.
Se espera que este sábado se produzca otra manifestación multitudinaria, convocada a las 19:00 en Barcelona y en otras capitales de provincia con el lema “Que no se apague la llama” que, con el pretexto de solicitar la liberación de Hasél, previsiblemente, volverá a incendiar la ciudad.
