[Vídeo] Mas Rampinyo dice basta a los okupas y ‹narcos› protagonistas del tiroteo

Los vecinos de Mas Rampinyo, en Montcada i Reixac (Barcelona), lamentan la falta de soluciones. Discusiones, narcotráfico y persecuciones en plena calle son algunos de los episodios que recuerdan los residentes cercanos al edificio donde se registró un tiroteo este martes.

Mas Rampinyo es un barrio tranquilo, de los «de toda la vida». De casitas bajas y balcones con flores. Aunque no se sepan todos los nombres, los vecinos se conocen entre ellos, se saludan con la mano y se reconocen los unos a los otros. Es un pequeño pueblo encajado dentro de una pequeña ciudad. Por eso, es sabido —y así lo explican varios vecinos a eltaquigrafo.com— que en el bloque de obra vista de la calle Sant Ignasi residen, junto con otros inquilinos legales, varias familias de okupas. 

Algunos vecinos, unos más prudentes que otros, reconocen al unísono estar hartos de la situación que desde hace años —y con años se refieren a más de un lustro— se vive en las inmediaciones del edificio donde este martes se vivió un tiroteo a plena luz del día. No tienen claro si la víctima, el hombre que recibió hasta dos impactos de bala (uno en la rodilla y el otro en la ingle, según testigos oculares), vivía en el desdichado bloque, pero lo que tienen claro es que la disputa, como tantas otras, se originó en él. 

La calle Sant Ignasi cruza perpendicularmente por el eje vertebrador de Mas Rampinyo, la avenida de Catalunya. Y, aunque no queda precisamente en el epicentro del barrio, el movimiento de vecinos —antes del confinamiento, por supuesto— era constante por esa zona. Por eso, cada uno de los residentes con los que ha podido hablar este medio cuenta una historieta distinta, un recuerdo distinto, una anécdota distinta, pero todas ellas tienen algo en común: en ese bloque, mayoritariamente okupado ilegalmente por una mafia, no se mueve nada bueno. 

Discusiones y persecuciones 

Dos vecinas del barrio, quienes por su seguridad han preferido mantener su identidad en el anonimato, explicaban como desde que los pisos fueron okupados, se desencadenaron todo un conjunto de problemas que se arrastran hasta la actualidad. «He llegado a ver como varias de las familias que okupan el edificio salían corriendo del portal, persiguiendo a otro hombre, entre gritos y amenazas; y poco antes del desconfinamiento, se llevaron a uno detenido», explica una de las voces. 

Otra vecina reconocía que durante los últimos meses la situación estaba más calmada, «son muy prudentes y nunca se han metido con el resto de los vecinos del barrio, pero porque no les interesa que les denunciemos, ahí tienen metido todo tipo de drogas. Lo que sí que se escuchaban de forma muy constante eran discusiones. Las voces llegaban hasta la calle», señala. 

Lo cierto es que, tras el tiroteo, donde un hombre resultó herido, el agresor se escondió en una de las viviendas del inmueble okupado y, cuando fue interceptado por los agentes de la ARRO de los Mossos d’Esquadra, además de al presunto autor de los hechos, también desmantelaron una plantación de marihuana en el interior del piso. «No íbamos desencaminados —señalan las mismas fuentes consultadas—, el olor a marihuana anegaba toda la calle Sant Ignasi desde hace años». 

Trapicheos

El bloque de obra vista y balcones de cristal se ha convertido, según los vecinos del barrio, en un auténtico local del trapicheo. En él viven otras familias que, religiosamente, pagan su hipoteca o su alquiler, pero la gran mayoría viven de forma ilegal, enfrentadas las unas con las otras, pinchando el agua, la luz y el gas. Pero además de mal convivir de este modo, entre discusiones, amenazas y persecuciones, el edificio se ha convertido en el narcobloque del barrio. 

«Hemos llegado a ver como hacían trapicheos de balcón a balcón o como se intercambiaban ‹cosas› en el portal o desde los balcones. Ya se huele que ahí dentro no se cuece nada bueno», lamentaba otra de las fuentes consultadas por este medio. En este ambiente tan hostil, las discusiones y los trapicheos suelen ser el pan de cada día, algo que no tiene nada que ver con el resto de los vecinos de Mas Rampinyo y del ambiente que, tradicionalmente, se ha respirado en este barrio de Montcada i Reixac. 

La presencia policial 

«La presencia policial estuvo muy presente en la zona durante un tiempo y cuando ha habido otros altercados, por supuesto; pero ahora, hacía días que no se paseaban por el bloque. Sin embargo, desde el tiroteo del martes, prácticamente no se han movido», indica una vecina de la calle Sant Ignasi. 

Lamentan que la presencia policial sea habitual, pero lamentan aún con más contundencia, que este conflicto no se haya podido resolver a tiempo tras tantas quejas y reclamaciones. Aun así, al parecer y según cuentan las fuentes consultadas, la policía ha pasado la noche —con las luces apagadas— ante el portal del bloque donde se registró el tiroteo del martes. Cuando los familiares del herido llegaron al lugar de los hechos, uno de ellos, visiblemente enojado, amenazó con matar a la familia del agresor, quien fue detenido por los Mossos d’Esquadra poco después del tiroteo. Como pasa en disputas de este tipo, es importante que tras los hechos se dote de cierta protección policial ante el riesgo de posibles vendettas

Asombrados, los vecinos reconocen que les sorprendió (y asustó) el despliegue policial que se organizó tras los hechos. «Entendemos que había un arma de por medio, pero Mas Rampinyo es un barrio muy tranquilo; ver hasta cuatro furgones de la ARRO, otros tantos coches policiales, tanto de Mossos como de la Local, impactó mucho a los vecinos», reconoce una de las fuentes. Vecinos que, por cierto, siguen asimilando la escena dantesca que se vivió ayer. 

Dos tiros 

Uno de los vecinos que está especialmente afectado es un hombre, que también prefiere mantenerse en el anonimato, que lo presenció todo en primera persona. Él relata que la víctima recibió dos impactos: uno en la rodilla, con orificio de entrada y salida, y otro en la ingle. Tras los disparos, el hombre pudo andar hasta la otra esquina de la calle Sant Ignasi donde cayó desplomado y varios vecinos lo atendieron a la espera de que llegaran la Policía y los servicios de emergencias. Los sanitarios del Sistema de Emergencias Médicas (SEM) atendieron a la víctima en el lugar de los hechos y, rápidamente, lo trasladaron a un centro hospitalario, donde fue operado de urgencia, en estado grave. Fuentes de la policía catalana aseguraron a este medio que, aunque las heridas revestían de cierta gravedad, no se teme por su vida.

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