La primera semana de juicio por los atentados del 17-A llega a su fin con una sesión más de lo que inicialmente estaba previsto en calendario. El magistrado y presidente de la sala de la Audiencia Nacional, Alfonso Guevara Marcos, continuó tomando declaración el viernes a algunos de los testigos citados desde el miércoles. Entre las declaraciones más esperadas de la jornada destaca la de Mohamed Aalla, propietario del vehículo utilizado en el ataque del paseo marítimo de Cambrils (Tarragona) y hermano de los terroristas abatidos Youssef y Said Aalla. También la de Salah El Karib, dueño de un locutorio en Ripoll (Girona) frecuentado por la familia Oukabir.
La Fiscalía solicita para los tres únicos acusados, Mohamed Houli Chemlal, Driss Oukabir y Said Ben Iazza, entre 8 y 41 años de cárcel, aunque no les atribuye el delito de asesinato al considerar que no participaron de forma directa en los atentados que causaron la muerte de 16 personas. La sala solo atribuye a Driss Oukabir y Houli Chemlal los delitos de pertenencia a organización terrorista, fabricación, tenencia y depósito de explosivos y estragos en grado de tentativa. Sin embargo, dejan a las defensas la posibilidad de vincularlos con los ataques del 17-A.
El tercer acusado, Ben Iazza, detenido meses después del atentado y que se enfrenta a la menor de las penas, solo será juzgado por el delito de colaboración con célula terrorista. El motivo es, a priori, que su participación se limita al préstamo de una furgoneta frigorífica para el transporte de los explosivos, así como de su identificación para su compra.
Los Mossos cuestionan la versión de los acusados
Ninguno de los tres acusados ha respondido a las preguntas formuladas por la Fiscalía y se han limitado a responder a las cuestiones planteadas por sus defensas. Solamente Houli Chemlal, el único superviviente de la explosión de Alcanar (Tarragona), ha mostrado su «sincero arrepentimiento» ante el tribunal. Oukabir y Ben Iazza han negado cualquier tipo de relación con la célula, así como su participación en la preparación de los atentados.
Sin embargo, la declaración de los Mossos d'Esquadra contradice las versiones de los acusados. A pesar del esfuerzo de la defensa de Houli Chemlal en demostrar la colaboración del joven con las fuerzas de seguridad desde su primera declaración, los Mossos recuerdan que éste intentó entorpecer la investigación policial. Según los agentes, Houli Chemlal declaró en agosto de 2017 que la explosión se había producido por la manipulación de pólvora para la creación de un prototipo de petardo. Del centenar de bombonas de butano encontradas en la casa dijo que habían sido adquiridas para un negocio. Además, ocultó cualquier dato sobre la célula terrorista.
El relato policial les sitúa como miembros activos
Driss declaró no haber estado nunca en la casa de Alcanar ni conocer a Abdelbaki Es Satty, el líder de la célula de Ripoll. También se describió a sí mismo en el juicio como una persona nada religiosa, que consumía alcohol y drogas y que recurría a la prostitución, intentando convencer a la sala de que su perfil no encaja con el de un extremista. Sin embargo, los agentes han demostrado que Driss habría comprado tres de los «móviles conspirativos», a través de los cuales se comunicaban los miembros de la célula. Además, un testigo protegido sitúa a Driss conduciendo su coche en una población próxima a Alcanar en los días previos al atentado y tomando el sol en la casa donde la célula almacenaba grandes cantidades de explosivos.
Por último, Said Ben Iazza niega haber mantenido cualquier tipo de relación con Es Satty o haber estado en la casa de Alcanar. La Guardia Civil ha explicado en sede judicial que, tras haber rastreado los móviles de los miembros de la célula, han podido constatar el desplazamiento de Ben Iazza al sur de Tarragona en varias ocasiones, en fechas cercanas al atentado. En concreto los repetidores de las antenas de telefonía lo sitúan en la zona de Tortosa, Amposta y Alcanar al mismo tiempo que Mohamed Hichamy, uno de los terroristas abatidos en Cambrils (Tarragona). Además, sitúan a Es Satty, un mes antes del atentado, en el trabajo de Said Ben Iazza.
Aunque está previsto que el juicio se alargue hasta mediados de diciembre, todo parece indicar que las declaraciones de defensa de los tres acusados empiezan a tambalearse ante la solidez de las pruebas aportadas por los investigadores.