La Audiencia de Barcelona ha absuelto a un imán acusado de violar a un menor de 15 años cuando se quedaban a solas tras las clases de Corán y para quien el fiscal reclamaba 15 años de prisión. La sentencia ha considerado que las acusaciones no han logrado «aportar pruebas de cargo suficientes» para afirmar que el hombre, que ejercía su función religiosa en la mezquita de la calle Almenara Alta, en el barrio del Clot de la capital catalana, hubiera agredido sexualmente al adolescente de 15 años, al que, según el auto de procesamiento, llegó a penetrar analmente.
Según ha avanzado El Periódico, lo poco que declara probado la sentencia es que el muchacho acudía habitualmente a la mezquita Hamza a recibir enseñanzas del Corán que impartía el imán hasta ahora acusado, desde el 2012 hasta que se incoo la causa contra él, en julio de 2017. Los padres del adolescente denunciaron que el acusado, «aprovechando los momentos» en que se quedaba solo con el menor, le bajaba los pantalones y le penetraba analmente. El menor declaró que esta práctica era habitual —aunque en una de esas agresiones se defendió con patadas— y que el imán le daba dinero.
El tribunal de la Sección Segunda sostiene que la acusación contra el imán se basa únicamente en la declaración del menor, la «única prueba directa del cargo», mientras que el procesado niega «rotundamente» las imputaciones. No se aportaron, a su entender, otros datos periféricos que sustentaran las sospechas contra el hombre y rompieran su presunción de inocencia. Los magistrados recriminan que tanto al chico como al resto de los testigos de la acusación («todos de referencia», precisa) no se les preguntara sobre los extremos o posibles contradicciones en declaraciones del joven en el juzgado de instrucción «ni se profundizó en el contenido de los informes médicos». Ponen un ejemplo: no se interrogó a los facultativos sobre la etiología posible de un dolor que presentaba el adolescente al ser reconocido.
Ha faltado precisión
Los jueces advierten en el testimonio de muchacho «pobreza de detalles» y «una serie de imprecisiones» que no implican que mienta, pero sí que «carece de la contundencia necesaria» para poder condenar al imán. Esas vaguedades, «fácilmente atribuibles a la escasa edad» del muchacho, la falta de «coherencia objetiva» y las «contradicciones» podrían haber sido despejadas a través de corroboraciones o datos aportados por las acusaciones, lo que, opinan, no sucedió.