Albert López encubrió a Rosa Peral por amor

Albert López durante su declaración | QUIQUE GARCIA (EFE)
photo_camera Albert López durante su declaración | QUIQUE GARCIA (EFE)
El acusado se presenta como un mero encubridor del crimen, algo que hizo por una «lealtad ciega» a la acusada. Como cabía esperar, se desvinculó del crimen y acusó a su excompañera de la autoría de la muerte de Pedro Rodríguez.

Durante el viernes por la tarde, fue el turno del acusado. Aunque era previsible, Albert López no puso mucha luz a un caso que sigue repleto de lagunas e interrogantes, sobre todo porque ambos acusados han ofrecido dos versiones totalmente dispares la una de la otra. Ella ha destinado sus tres días de interrogatorio a acusar a Albert de «psicópata» y culpable, no sólo del crimen, sino de la trama que se desencadenó justo después. Él, que reconoció el amor ciego que sentía por ella, situó a Peral como cabeza pensante y como única autora del asesinato de Pedro Rodríguez. 

Con la premisa de que Rosa mató a Pedro en el margen de tiempo que va desde las 21.37 horas, cuando aproximadamente llegaron a su casa de Cubelles (Barcelona), hasta las 21.53 horas, cuando ésta llamó a Albert (según él, para confesarle el crimen), el papel que jugó Albert durante su intervención, como lo ha hecho su defensa hasta ahora, fue el de sembrar dudas de si dicha teoría podía o no podía ser compatible con los indicios obtenidos. Aprovechando las lagunas, que ni siquiera los peritos han logrado resolver, Albert se desvinculó por completo del asesinato, presentándose como un mero encubridor del mismo. 

En realidad, su discurso fue muy creíble hasta que se entró en detalle a la noche del crimen, la madrugada del 1 al 2 de mayo de 2017, cuando las contradicciones evidenciadas por el representante del Ministerio Fiscal, así como las respuestas inconexas, empezaron a protagonizar su discurso. Hasta el momento, su simpatía y desparpajo otorgaron a su figura hasta una cierta empatía. 

¿La amaba y tardó cinco horas en auxiliarla?

Albert justificó su lealtad al «amor ciego» que había sentido por Rosa. Sin embargo, cuando ésta presuntamente le llamó para confesarle que había matado a Pedro, quien era su novio por aquel entonces, tardó hasta cinco horas en ir a auxiliarla. Tras la llamada de la acusada y una de posterior realizada por él desde el móvil de prepago, el procesado no volvió a contactar con Rosa, según su versión, hasta que se presentó, por sorpresa, a las 03.00 de la madrugada en Cubelles. 

Según su relato, no se lo acabó de creer. Llamó desde el móvil de prepago, casualmente por primera vez desde que lo adquirió, el 20 de abril de ese año 2017 y, como no le respondió, decidió desvincularse de lo que había oído e irse a casa a descansar. Pero, al parecer, no pudo conciliar el sueño y, horas más tarde, se desplazó hasta la casa de Rosa Peral, dando por hecho que habría llamado a los servicios de emergencias. Desde que Rosa, presuntamente, le confiesa el crimen, hasta que finalmente llega a su domicilio, pasaron cerca de cinco horas. 

Al llegar, reconoció haber saltado la famosa valla pero, según él, porque Rosa, que parecía estar limpiando el balcón de la planta superior, no escuchó como la llamaba desde la puerta de la calle. Ningún vecino oyó nada extraño esa noche. Una vez dentro, vio el coche de la víctima en el porche del inmueble e insinuó que el padre de Rosa pudo ayudarla a introducir el cadáver de Pedro en el maletero. 

Habla de cómo pudo haberlo matado

«Lo he matado, mis hijas, mis hijas…», aseguró haber escuchado de la acusada durante la llamada entre ambos a las 21.53 de esa noche. En tres años de instrucción, Albert nunca había dicho antes que, en esa conversación, la acusada le habría confesado la autoría del crimen. En este sentido, tampoco ha dejado claro durante estos años el modo en el que, según él, Rosa habría acabado con la vida de su novio. En la sesión de este viernes, sí lo hizo, aunque no lo dejó claro, añadiendo que, tras leer el sumario, ha llegado a la conclusión de que Rosa le pegó un tiro a Pedro, aunque también habló de una pelea y de unos posibles golpes. Nada claro y más interrogantes a su versión. 

«¿Por qué ha decidido contarlo ahora?», preguntó el fiscal. «¿No creyó que esos datos podrían haber sido de especial importancia?”, añadió. El acusado, sin embargo, aseguró que, en los casi tres años que lleva privado de libertad, ha querido proteger a Rosa, porque la amaba, pero que tras escuchar las «barbaridades» que la acusada ha dicho de él, tanto en el juicio como durante la instrucción, ha preferido desvelarlo. 

A pesar de sus esfuerzos para sostener la teoría de la bala, esta tesis pierde veracidad desde el momento en que ningún vecino escuchó un disparo la noche del crimen. Además, tampoco se ha podido demostrar que Rosa fuese al armero, cogiese su arma, matara a Pedro y devolviese la pistola al armero, como ha tratado de evidenciar la defensa de López a lo largo de las más de veinte sesiones de juicio. Sin embargo, el acusado y su defensa basan esta nueva hipótesis, jamás valorada durante la instrucción, por el hecho de que a la pistola de Rosa le faltaba una bala.

«El amor te hace hacer tonterías»

Buena parte del discurso de Albert López estuvo protagonizada por sus intentos de demostrar que estaba totalmente enamorado de ella y, así, justificar el delito de encubrimiento que dice haber cometido. «Estoy aquí por quererla», añadió. 

A ella no le dejó claro, en ningún momento, ni que quería retomar la relación ni que estuviese dispuesto a formar una familia tradicional, como habría querido ella, pero así lo sentía y así lo dijo en la sesión de este viernes. Matizó que el famoso anillo de compromiso no era un regalo destinado a esa finalidad, sino a retomar la amistad y las horas de patrullaje juntos. 

En un momento dado, el acusado reconoció que «a veces, el amor te hace hacer tonterías». «¿Y por ese amor, mataría?», repreguntó el fiscal. «No, jamás», concluyó el acusado. Albert podrá seguir defendiéndose este sábado, al haberlo habilitado la sala, para concluir el procedimiento cuanto antes, a la vista de que la crisis por el coronavirus se intensifica días tras día.

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