La Fiscalía pide tres años y medio de cárcel por un delito contra la integridad moral y lesiones para los seis agentes de los Mossos d'Esquadra que participaron en la identificación del joven Wubi en enero de 2019. SOS Racisme eleva la pena a seis años por un delito de torturas.
Los hechos se remontan a la mañana del 10 en enero de 2019, en Sant Feliu Sasserra, cerca de Manresa (Barcelona).Wubi, que por entonces tan solo tenía 20 años, salía de su casa mientras, de forma paralela, agentes de los Mossos d'Esquadra estaban interviniendo el bloque por un desahucio. El joven se encontró a los agentes en el aparcamiento del edificio y uno de ellos le pidió que se identificara. Acto seguido, según denuncia SOS Racismo, mientras se identificaba, otro agente le preguntó si era el "jardinero" del edificio y ya "empezaron a tirarle bolsas de basura, a empujarle, escupirle y propinarle golpes en la cabeza, mientras proferían insultos racistas".
Wubi, ante esta situación, intentó huir, momento en que un agente pegó un tiro al cielo. Asustado, decidió volver, pero antes puso en marcha la grabadora de su teléfono móvil. Según explicó él mismo en un vídeo que se viralizó, cuando volvió al edificio, los agentes lo acusaron de haber pegado a un policía y lo llevaron al garaje, donde le tiraron al suelo, le golpearon con las botas en las costillas, le escupieron y le humillaron con insultos racistas.
"Lo haces porque soy negro? Sí"
El audio difundido por SOS Racismo dura poco más de siete minutos, pero con los dos primeros hay más que suficiente. El archivo sonoro es la prueba de una actuación policial desproporcionada, defiende la ONG. Una actuación en la que se insulta, humilla y agrede al joven solo por su color de piel. "¿Lo haces porque soy negro? Sí". Entre golpes y gritos, los agentes reconocen abiertamente que son racistas: "racista es poco, mono de mierda", "somos ordenados", "puto negro de mierda", le espetan uno a uno a Wubi, que se quedó inmóvil en el suelo, preso del miedo y de una grave crisis de ansiedad.
Sin embargo, a pesar de las súplicas y de los sollozos, e incluso de llegar a decir que no podía respirar, los seis agentes investigados, pertenecientes entonces a la ARRO, no cesaron. Es más, siguieron durante varios minutos repitiendo insultos de marcada e innegociable índole racista: “la próxima vez que veas a la policía corre, pero intenta irte muy lejos, vete más lejos de África”.
SOS Racismo dice que fueron torturas
Ante estos hecho, el Ministerio Fiscal pide tres años y medio de prisión por un presunto delito contra la integridad moral y otro de lesiones para los seis agentes que participaron en esta actuación. La defensa de Wubi y SOS Racismo elevan la pena a seis años por un presunto delito de torturas. Por contra, la defensa de los policías acusados solicita la libre absolución de los seis agentes, tras pedir en varias ocasiones, aunque sin éxito, el archivo del caso durante la fase de instrucción.
#COMUNICAT
— Sos Racisme Cat (@SOSRacis) June 15, 2020
La brutalitat, normalització i impunitat del #RacismePolicial, relat d’un cas.
El cap dels @mossos, Eduard Sallent, ha admès recentment que existeix un “biaix ètnic” en el camp de les identificacions policial. Entendre i normalitzar el racisme policial i...
*Fil pic.twitter.com/HFMxbZjAZN
El caso causó mucho revuelo: No sólo por la difusión del audio, sino también porque el comisario Eduard Sallent llegó a admitir que existe un "sesgo étnico" en el campo de las identificaciones policiales. Sallent explicó que es una "tendencia que todas las policías tienen en las intervenciones públicas" y lo relacionó con los "procesos migratorios y la construcción de las sociedades diversas". No obstante, Sallent negó que fuese una "actitud racista, voluntaria" y dijo que había que trabajar para corregirlo, con formación.
Los acusados han seguido trabajando
Por su lado, los seis agentes han seguido trabajando en los Mossos d'Esquadra, pero fueron trasladados de destino y a diferentes unidades que no fuesen ARRO. A nivel político, la consellería de Interior, entonces dirigida por Miquel Buch, hizo caso omiso de la petición del Parlament para apartar cautelarmente a los agentes antes del juicio, pese a ser opción contemplada en el reglamento interno de la policía catalana.
Además, el cambio de destino, que no contempla ninguna suspensión de empleo ni de sueldo, llegó más un año después de los hechos y solo después que SOS Racismo desvelara la agresión racista.