El Tribunal Supremo ha condenado a dos años de cárcel a una enfermera aragonesa por espiar los historiales clínicos de sus amistades, o más bien enemistades, en lo que considera un delito de revelación de secretos.
Los hechos se remontan a 2016 y 2017, cuando la enfermera aprovechó su trabajo en una clínica sanitaria para consultar el historial de una amiga con la que se había enemistado, así como de familiares cercanos a asta. Las dos mujeres, amigas desde la infancia y que habían compartido piso en Zaragoza, se distanciaron por motivos que se desconocen. En uno de los encontronazos que protagonizaron en plena calle, la enfermera no dudó en espetarle a su examiga detalles íntimos de su historial clínico, especialmente sensibles. Entre otras cosas, le comunicó que su hermana tenía VIH. Ante esta grave revelación, la víctima la denunció.
Rebaja en la pena
La investigación ha probado que la enferma consultó, al menos en dos ocasiones, los historiales clínicos de la denunciante y sus familiares más próximos pero sin que se haya podido concluir a qué datos tuvo acceso por lo que el Tribunal Supremo, aunque mantiene el delito de revelación de secretos, no ha podido constatar que el delito se haya producido de una forma continuada en el tiempo, tal y como había hecho la Audiencia Provincial de Zaragoza, que la había condenado a tres años de prisión y seis de inhabilitación. Aunque el fallo fue ratificado por el Tribunal Superior de Justicia de Aragón, la condenada recurrió la sentencia hasta llegar al Supremo, que ratifica la condena, aunque la rebaja hasta los dos años de cárcel, y mantiene los seis años de inhabilitación para la sanitaria.