Caso Maristas: el Supremo ratifica la sentencia y Joaquím Benítez irá a prisión

Joaquim Benitez ha sido condenado a 21 años de cárcel   |   img. ACN
photo_camera Se ratifica la condena de 21 años y 9 meses de prisión para el pederasta confesa Joaquim Benítez | ACN
Seis años después de la primera denuncia y de confesar los abusos. Tres años después de que la Audiencia de Barcelona dictase sentencia, este miércoles el Supremo ratifica la sentencia y Joaquím Benítez pasará los próximos 21 años y 9 meses en prisión

El Tribunal Supremo ha ratificado la condena de 21 años y 9 meses de prisión para el pederasta confeso Joaquím Benítez por abusar sexualmente de cuatro de sus alumnos menores de edad entre 2006 y 2009. El fallo no ha tocado ni una coma de la sentencia que en mayo de 2019 ya emitió la Audiencia de Barcelona contra este exprofesor de educación física del colegio religioso Maristas de Sants-Les Corts de Barcelona, convirtiéndose oficialmente en la pena más dura impuesta contra un profesor por pederastia en España. 

Los jueces rechazan los dos recursos de casación presentados por la defensa de Benítez y avalan la declaración de las víctimas contra el docente. Además, también reconocen que la fundación que gestiona el centro debe ser declarada responsable civil subsidiaria de las indemnizaciones.De este modo, se prueba jurídicamente lo que el propio profesor confesó en 2016, tras la primera denuncia, y es que “valiéndose de su figura de superioridad”, abusó sexualmente de al menos 4 alumnos, aunque el número de denuncia supera la veintena.

En libertad a pesar de la dura condena

La Audiencia a pesar de la dura condena prefirió dejarlo en libertad a la espera de que la sentencia deviniera firme. El tribunal de la sección 21, encargado de juzgarle, entendió que el acusado había cumplido sin incidencias todas las medidas cautelares —comparecencias periódicas en comisaría, prohibición de salir de España y de tratar con menores— que se le impusieron desde febrero de 2016, cuando compareció como investigado ante el juez instructor. Siguió en libertad después de que el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya resolviese el primer recurso.

Ahora, sin embargo, sus días en libertad se podrán empezar a contar con los dedos de las manos pues con la sentencia firme se prevé que entre en prisión de forma inmediata.

Se confirma que los hechos se produjeron en el colegio

Los jueces del Alto Tribunal explican que todos los ataques del pederasta tuvieron lugar en su centro de trabajo: “Los abusos sexuales se produjeron en el ámbito académico, dentro de las instalaciones y horario escolar, cuando el autor ejercía su condición de profesor de los menores, aprovechando su ascendiente sobre ellos y los medios y oportunidad que le ofrecía el ejercicio de su actividad académica”, explica el Supremo.

Benítez, dice el Supremo – como ya sentenció la Audiencia en su día -- usó su puesto y su posición dominante sobre los menores para perpetrar los abusos. “En todos los casos la acción se produjo mediante prevalimiento de la relación de dependencia y, a la vez, de ascendencia, existente entre los menores y el profesor”, reprochan los jueces.

Muchas denuncias cayeron por el camino

A Benítez lo denunciaron una veintena de exalumnos, pero solo cuatro de estas demandas atañían a delitos que la Ley todavía no consideraba prescritos. Los otros profesores maristas, la mayoría hermanos religiosos, no pudieron ser juzgados porque todas las denuncias de sus respectivas víctimas también se declararon prescritas. 

Reconoció parte de los hechos

Con todo, Benítez reconoció en sede judicial haber abusado de dos de los cuatro denunciantes por los que se le estaba juzgando. Admitió conocer a tres de esos cuatro exalumnos, pero defiende que solo agredió a dos. También reconoció haber engañado a dichos alumnos tras la clase que él impartía, la de educación física, con la excusa de darles un masaje en una lesión muscular. Una vez en su despacho, una especie de sala que también funcionaba como enfermería, sintió un «impulso» y abusó de ellos, confesó.

«A T.B. lo engañé y le hice una felación», dijo de una de las víctimas. Afirmó, incluso, que en una ocasión, otro profesor (ya fallecido) abrió la puerta y le descubrió. También reconoció que abusó de la misma manera de M. G. Sin embargo, negó que hubiera practicado sexo anal con el primero de ellos, tal y como este relató ante el tribunal.

Benítez admitió que repitió esos abusos para saciar «ese impulso», pero negó haber pagado 10 euros a M.G. para comprar su silencio. En este sentido, alegó que entregó ese dinero al estudiante para que éste “arreglara la bicicleta, que se le había estropeado”.

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